Isabel Díaz Ayuso fue investida presidenta de la Comunidad de Madrid en agosto del año pasado. Desde entonces, hasta hoy, no habíamos debatido en la Asamblea de Madrid un sólo proyecto de ley del Gobierno que preside: ni siquiera el preceptivo proyecto de presupuestos de 2020 que tenía que haber traído en octubre. Hemos discutido sus disparates, sus insultos, sus barbaridades y su intento de hacer política exterior como si la Comunidad de Madrid fuera un cantón independiente de España.
Hoy debatíamos la primera ley del Gobierno de Ayuso. Una primera ley pero que era clave porque define el proyecto político de su Gobierno: la reducción de impuestos (ridícula, para sólo 30.000 madrileños según el propio Gobierno) y por tanto el estrangulamiento del sector público (bajo el paraguas ideológico según el cual todo funciona mejor en la ley de la selva económica).
Por ello era toda una cuestión de confianza. Lo que hoy hemos votado es la estabilidad del Gobierno de Ayuso.
Ayuso y Lasquetty habían llegado a un acuerdo con Vox. Lo ha contado Lasquetty aunque oculta cuál era el acuerdo, qué gastos públicos había acordado recortar. E Ignacio Aguado, vicepresidente del Gobierno de Ayuso y líder de Ciudadanos en Madrid, ha bloqueado el acuerdo según ha dejado caer su compañero Lasquetty y ha contado Vox.
El Gobierno ha perdido la cuestión de confianza de facto. Es un Gobierno fracasado que no consigue aprobar una sola ley, que tiene un Gobierno roto y cuyo proyecto político carece de mayoría y es incapaz de gobernar.
Ciudadanos lo ha hecho bien. Por los motivos que sea, se ha mantenido firme contra la extrema derecha.
Ocurre que su Gobierno es imposible si es firme contra la extrema derecha: un Gobierno presidido por el fanatismo de Ayuso y la corrupción de 25 años del PP-Madrid sólo puede cabalgar a lomos de Vox. Si se gobierna con Ayuso es para servir a Vox. La alternativa es condenar a Madrid a cuatro años de colapso institucional y vergüenza política.
El Gobierno de Ayuso ha perdido la cuestión de confianza. La Asamblea de Madrid le ha devuelto la Ley al Gobierno y no la va a tramitar. Y lo ha hecho en un debate que ha mostrado el colapso y la quiebra interna del Gobierno. El Consejero de Hacienda, Fernández Lasquetty, y la Presidenta, Isabel Díaz Ayuso, no han podido sacar una ley fiscal por la negativa de Ignacio Aguado. La intervención de Lasquetty (PP) ha señalado a Vox como socio leal del Gobierno y ha explicado que pese a que había acuerdo, «no ha sido posible» (por el bloqueo de Aguado).
Cuando se pierde una cuestión de confianza cesa el Gobierno y se busca otra investidura o se va a elecciones. En una situación de facto análoga Ciudadanos tiene de nuevo la ocasión de formar parte de un Gobierno decente, que no esté atado al fanatismo ni a la corrupción. No sería el Gobierno que nos gustaría a otros, no sería lo ambicioso que desearíamos en materias sociales y económicas. Pero sería decente y, sobre todo, funcionaría.
Hoy ha caído el Gobierno de Ayuso. En la mano de Ciudadanos está si Madrid tiene un gobierno zombi que se arrastre hasta llegar a las elecciones de 2023 (si es que Ayuso no se venga de Aguado convocándolas antes) o si ponemos la Comunidad de Madrid a funcionar con un Gobierno decente, con mayoría suficiente y sin hipotecas anti democráticas.