Escribía ayer sobre las tres únicas opciones que tiene Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid: o gobernar con Vox o sentarse a hablar con el PSOE y Más Madrid o llevarnos a los madrileños a nuevas elecciones como si eso solucionara algo. Después se reunieron Ángel Gabilondo e Íñigo Errejón y propusieron a Ciudadanos sentarse a hablar para una posible investidura del candidato más votado y que suma más apoyos (salvo que PP y Ciudadanos ya sumen los votos de Vox como propios).
Quizás también cabría plantear, como con Ciudadanos, cuáles son las alternativas de las fuerzas progresistas.
El 26 de mayo los madrileños repartieron las cartas de la partida. Con esas hay que jugar. A muchos nos gustaría poder hacer todo lo posible por un gobierno de transformación para la Comunidad de Madrid. Pero es que todo lo posible es nada. Hay 64 diputados para un gobierno progresista (no ya transformador) y 56 de derechas y 12 de extrema derecha (por resumir, aunque es evidente que entre los 56 de derechas alguno de extrema derecha también hay, como el ínclito David Pérez).
Las sumas posibles para conformar gobierno son las siguientes (no hay otra, aunque a cada una de estas sumas se pueden sumar más partidos, obviamente):
-PP+Ciudadanos+Vox (todos votando sí)
-Psoe+Ciudadanos+MM (podría abstenerse uno de los tres que no fuera el PSOE)
-PSOE+PP+Ciudadanos (podría abstenerse uno de los tres que no fuera el PSOE)
Unidas Podemos no da ni quita la mayoría a ninguna de las combinaciones posibles. Y en todas las combinaciones es necesario el voto favorable o abstención de Ciudadanos. Así que sólo Ciudadanos puede mandarnos a otras elecciones más en otoño y por tanto sólo a Ciudadanos cabría responsabilizar del fracaso de tener que ir a unas nuevas elecciones claramente evitables.
Todo lo que no sean esas tres combinaciones o una nueva convocatoria electoral no es que sea iluso, simplemente es imposible: como cantaban Mártires del Compás, las matemáticas no aman, pero tampoco fallan. Y no hace falta ser leninista para saber que en política se actúa sobre la realidad existente, no sobre la que nos gustaría que sucediese: es lo que diferencia la política de la vida contemplativa religiosa. Esas son las combinaciones por mucho que nadie se empeñe en que hará lo posible por construir otras.
Así pues podemos pensar qué objetivo tiene un partido progresista. Puede aspirar a echar cuentas electorales y crecer en las próximas elecciones. En ese caso estoy bastante convencido de que Más Madrid no saldría perjudicado de unas nuevas elecciones, aunque uno nunca sabe en qué se va a transformar la justa indignación ciudadana ante unos partidos incapaces. Pero si un partido se diferencia de una empresa que sólo busca balances contables es en que debería buscar mejorar la vida de la gente a la que representa.
¿Cuál de las opciones realmente existentes es mejor para la vida de los madrileños y (sobre todo) de las madrileñas?
Parece innegable que un gobierno acordado y condicionado por Vox sólo puede acarrear más sufrimiento, discriminaciones y recortes de derechos y libertades salvo para miembros de manadas y agresores de mujeres, homosexuales, bisexuales, trans, negros, moros… ¿Hay alguien progresista (o simplemente demócrata) que no prefiera que Vox sea lo más irrelevante posible?
Una opción sin Vox (probablemente la más difícil de todas) sería el PSOE con el PP y Ciudadanos. No parece una gran idea salvo para los corruptos amamantados por el PP durante 25 años de degradación institucional. Más allá de que se antoja imposible que el PP colaborase en su desalojo del tinglado (le interesa mucho más arriesgarse a elecciones que permitir que otros puedan abrir cajones) no creo que haya ningún progresista madrileño que crea que esa suma pueda suponer algo de limpieza institucional ni que fuera la mejor de las posibles. Pero igual alguien prefiere que el PP siga en el gobierno autonómico madrileño.
Por tanto queda la opción de intentar un gobierno en el que como mínimo Más Madrid, PSOE y Ciudadanos estemos de acuerdo. Esto presenta dos grandes dificultades. La primera es la resistencia de Ciudadanos, que sigue simulando que su acuerdo con el PP (56 diputados, uno menos que PSOE más Más Madrid) tiene alguna viabilidad sin más socios. O Ciudadanos ha decidido condenar a los madrileños a elecciones o tendrán que ser flexibles hacia algún lado: hacia el lado progresista o hacia la extrema derecha. La otra dificultad obvia es que un gobierno así no sería un gobierno que lograra los avances sociales, económicos y posiblemente medioambientales (si Ciudadanos mantiene la irresponsable posición que tiene en la ciudad de Madrid) que necesita Madrid. Sería un gobierno de higiene democrática, de regeneración de una Comunidad de Madrid torturada por la corrupción estructural y de defensa de la democracia y las libertades amenazadas por la extrema derecha. Pero de las opciones realmente existentes ¿hay algún progresista, algún demócrata, que no crea que es la que mejor vendría a los madrileños?
España está colapsada por la falta de ideas, de riesgos, de cintura ante las situaciones novedosas. La propuesta de hace semanas de Íñigo Errejón concretada ayer de acuerdo con Gabilondo es arriesgada, difícil y posiblemente menos rentable para Errejón y para Más Madrid que otras más conservadoras. Pero para los madrileños no parece dudoso que sea la mejor opción entre las posibles.
Hay dos opciones: intentar, por difícil que sea, el mejor gobierno posible para los madrileños, o resignarnos a que la extrema derecha aplique el programa que recitó el jueves Rocío Monasterio. No tengo dudas.