«¿No sería el momento de hacer público el documento pactado? No lo vamos a hacer por consideración a Almeida.» La respuesta de Ortega Smith en una entrevista en La Razón de esta mañana es la guinda de una actuación política bochornosa y profundamente antidemocrática.
No se recuerda en una democracia que dos partidos alcancen un acuerdo de gobierno y que sea secreto: que los ciudadanos no puedan saber a qué acuerdos han llegado quienes van a gobernar sus instituciones, que los partidos de la oposición no puedan controlar el contenido y el cumplimiento de los compromisos a los que hayan llegado los partidos de gobierno… es algo absolutamente ilegítimo en una democracia. Puedes (debes) tener negociaciones en privado, pero una vez firmado y sobre todo ejecutado (ya se han votado las investiduras fruto de ese acuerdo) no cabe guardar en secreto los acuerdos de gobierno. Y sin embargo PP y Vox no hacen el menor esfuerzo en, al menos, disimular el bochorno, presumen de ese pacto secreto y hasta se amenazan con difundirlo sin que sus pesebres mediáticos les alerten sobre la vergüenza que supone.
La escena teatral de los acuerdos y desacuerdos municipales y autonómicos es tan patética que a veces el ridículo eclipsa la agresión democrática. En este caso, el papelón de Ciudadanos haciendo como que desconoce ese pacto secreto entre Vox y PP que condiciona los gobiernos en los que Ciudadanos es protagonista mueve casi a una mezcla de risa y pena aún mayor que la indignación que debería generar la opacidad de los compromisos que se han alcanzado para nuestras instituciones a nuestras espaldas. En el colmo de la indignidad Ciudadanos no hace ni el simulacro de exigir a sus socios que le enseñen qué han pactado sobre los gobiernos en los que ellos están.
No se recuerda en política (democrática) que dos partidos convoquen a la prensa para que difundan cómo firman un papel… y escondan ese papel para que no lo conozca nadie. ¿Qué contendrán esos pactos para que PP, Vox y Ciudadanos piensen que lo mejor es que no sepa nadie qué tienen firmado hacer con nuestras ciudades? Los partidos políticos suelen presumir de sus intenciones de gobierno porque al menos antes de empezar suelen ser buenas para sus votantes; es después, con los fracasos, las prácticas y las mentiras cuando algunos tienen que maquillar lo que realmente han hecho. Que antes de empezar a gobernar ya nos estén ocultando lo que tienen pensado no sólo es democráticamente ilegítimo, es que además permite hacernos una idea de la agresión que tienen prevista contra los madrileños.
En los tiras y aflojas para repartirse cargos y presupuesto público, es probable que estos días PP y Vox vayan filtrando en los medios de que disponen los contenidos de ese acuerdo que les interesen para debilitar la posición del otro. Eso, espero, llevará a que tarde o temprano conozcamos el documento que han firmado sobre nuestras instituciones. Pero ya habrán dejado clara su categoría democrática: ese pacto secreto que llevó la semana pasada al reparto de ciudades entre las derechas y los ultras empieza con toda una exhibición de lo que es intolerable en democracia.