Lo llamativo de la propuesta de Pablo Casado sobre los embarazos de las mujeres extranjeras sin papeles es que coincide con la visión mercantil del nacimiento que ya mostró cuando dijo que había que abortar menos para que hubiera más cotizantes a la Seguridad Social. Tener hijos porque es rentable: ya sea para que nos paguen las pensiones, ya para que no te echen del país en el que vives. No tengas hijos por amor, porque quieres construir una familia, porque quieres disfrutar con ellos. Tenlos porque es rentable. Como quien incrementa o reduce la producción de pollos en una granja.

En realidad esa concepción de la natalidad no es nueva. Uno de los triunfos de la modernidad ha sido su abandono. La natalidad de muchas sociedades agrícolas venía condicionada por la rentabilidad y se buscaba un número suficiente de descendientes (niños o niños y niñas en función del tipo de labores agrícolas al que estuvieran destinados) que pronto permitiera el sostenimiento de la familia.

En nuestras sociedades industriales complejas un niño nunca es rentable en términos mercantiles para la familia. Necesitamos conocimientos complejos hasta que nos ponemos a trabajar por lo que se tarda mucho (felizmente) en dejar de gastar y ponerse a trabajar: la prohibición del trabajo infantil es un desastre para el sueño de Pablo Casado de niños productores rentables. Un hijo no sale rentable para una familia nunca: más vale no llevar una libreta de gastos e ingresos. Y sin embargo muchísimas personas quieren seguir teniéndolos. Y lo hacen (lo hacemos) por deseos afectivos, emotivos, vitales… No por dinero ni por papeles. Por generosidad, por una forma (en absoluto la única) de amor a la vida. Por esas cosas tontas que hacemos los humanos.

Un hijo nunca es rentable y eso probablemente no sea una mala noticia. Pero el problema demográfico en España no es porque no sea rentable sino porque tener un hijo resulta imposible. En un país con altísimas tasas de paro, de precariedad laboral, en el que el acceso a la vivienda está absolutamente imposible… no hay quien pueda tener hijos salvo en entornos privilegiados.

España es el segundo país de Europa en el que tenemos menos hijos y donde las mujeres que tienen un primer hijo lo tienen más tarde. La única razón para ello es que no somos libres de tener hijos cuando nos da la gana. Los mismos que nos quieren impedir la libertad para no tener hijos si no queremos han hecho las políticas que nos impiden tener hijos si queremos.

Hace falta tener una visión del mundo muy inhumana y sanguinaria para querer fomentar la natalidad con técnicas de criadero de terneras.

Dejen libres a las familias, y muy especialmente a las mujeres. Permitan que sean (seamos) libres de tener hijos o no, sin ningún chantaje pero con todos los derechos. Que si una mujer no quiere tener un hijo pueda evitarlo con absoluta libertad. Pero que tenga exactamente la misma libertad para poder tenerlos cuando quieran. Es decir: que tengamos vivienda, sueldos previsiblemente estables y dignos, que haya escuelas infantiles asequibles… Si fuéramos realmente libres para tener los hijos que nos diera la gana si nos da la gana no sólo habría menos sufrimiento: habría también más niños.

Frente al modelo de granjas de niños que tiene Pablo Casado en la cabeza (sin que ningún dirigente del PP tenga la decencia moral de toserle) está la LIBERTAD. Y esa libertad para diseñar nuestro futuro familiar pasa por acabar con los dogmas morales y económicos que nos quiere seguir imponiendo gente como Pablo Casado.