Hace quince años se pararon 192 vidas y se paró la democracia española. Unos criminales pensaron que la mejor forma de responder a la guerra de Aznar era asesinar a personas inocentes. Daba igual que muchas de esas personas hubieran mostrado su rechazo a aquella guerra ni que hubiera sido infame el crimen aún si todos los españoles hubieran apoyado los bombardeos de las Azores: el fanatismo criminal no entiende de matices ni de derechos humanos y asesinó el 11 de marzo en Madrid.

El 11 de marzo sacó lo mejor de las personas buenas y lo peor de las personas indecentes. Recuerdo la cola de gente en Conde de Casal para donar sangre hasta que pidieron que se volviera otro día, que ya había suficiente, los taxis trasladando a gente gratis, los voluntarios en Ifema, ayudando a familiares… Pero también a Acebes, Zaplana, Aznar y Rajoy y a sus títeres mediáticos mintiendo porque les importaban más sus votos que los muertos, preferían sus mentiras a la democracia.

Durante años hubo sinvergüenzas que se forraron con sus mentiras sobre el 11M, mentiras que sabían falsas, canallas que se meaban en la memoria de las víctimas usando su imagen contra la expresa voluntad de sus familiares. Acebes consiguió dinero negro de la caja B del PP, la de Bárcenas, para financiar Libertad Digital, la empresa de Federico Jiménez Losantos para que difundiera la mentira, en algunos casos intentando así la impunidad de algunos terroristas.

Apareció en España la figura luminosa de Pilar Manjón, madre de un joven asesinado y mujer cuya dignidad le costó muy cara. Tenía que ir con escolta no por miedo a los terroristas que habían asesinado a su hijo sino por la ira violenta fomentada por los mentirosos, por esa época ruín y oscura a la que llaman, orgullosos, las esencias del PP. Con Pilar Manjón estaban muchas víctimas dignas y honradas a las que Esperanza Aguirre marginaba e insultaba, contra las que su Telemadrid financiaba propaganda que había quedado «ideológicamente bien«.

España no ha sido vengativa con los terroristas, algunos de los cuales siguen cumpliendo la condena legal, y ha sido muy generosa con los mentirosos del 11M evitando recordarles continuamente su infamia manchada de muerte. Sería una gran noticia que quienes reivindican el legado aznarista hoy lamentaran la podredumbre moral con la que respondieron al 11M. Como no pasará, esperamos al menos que no aprovechen para volver a retozar en el lodazal, como ya ha empezado a hacer Vox. Veremos.