Si Manuela Carmena vuelve a ganar las elecciones de mayo, una parte importante del mérito habrá que dárselo a la oposición y muy especialmente a Begoña Villacís. Ayer se hizo añicos la penúltima de las mentiras que había difundido la candidata de Ciudadanos y con ella todo el tinglado de oposición a Manuela Carmena (el PP, el Gobierno de la Comunidad de Madrid, la propaganda mediática afín…).
A finales de año se inventaron unos datos según los cuales Madrid Central había supuesto una pérdida económica para todo el comercio de Madrid Central. Que los datos eran inventados lo evidenciaba que un día era el 15%, al día siguiente el 20% y al otro nada porque estábamos ya con las uvas y el cava.
Ese invento se apoyaba en un supuesto estudio de un señor de una patronal difundido por ABC que pocos días después ya hablaba del 25% y de «pérdidas irrecuperables de hasta 50 millones de euros» y que, según confesión propia (tampoco tiene por qué ser sincera) consistía en haber preguntado a 150 personas.
Ayer salió un estudio un poco más riguroso: BBVA analizó 20 millones de datos de compras de tarjetas de crédito. Y el resultado demostró que el invento de la oposición político-mediático-empresarial era absolutamente mentiroso: el gasto en Navidad había aumentado un 8.6% en Madrid Central, más del doble que en el resto de la ciudad. El fomento de una movilidad moderna y sostenible no debe tener por objeto en general el aumento del consumo (aunque suele tenerlo, sólo hay que pasear por la calle Fuencarral de Madrid), pero el aumento del consumo es también un objetivo de toda política económica que desee, por ejemplo, que suba el empleo y los salarios (lo cual también hará que crezca el consumo).
Como las mentiras se pueden inventar rápido, el falso estudio del PPCs se puso en circulación a finales de diciembre: no tuvieron el decoro de esperar siquiera a reyes para que pareciera que realmente estaban estudiando el consumo navideño. Y esa es la base de la oposición que hemos sufrido los madrileños desde 2015: mentiras y chorradas que nos ocupen durante un par de semanas hasta que se nos ocurre la mentira o la chorrada siguiente.
Inauguró la racha la cabalgata de reyes de 2016 y la ha terminado Madrid Central, pero ha sido una constante de esta legislatura: el alarido insustancial que permitía a Begoña Villacís salir un ratito en la tele. A estas alturas ya sólo produce algo de cansancio y bastante risa. Lo mejor que nos puede ocurrir de aquí a mayo es que Begoña Villacís y quienes corean sus eslóganes aparezcan mucho en la tele: como pasó con Esperanza Aguirre cuando en 2015 salía todos los días a advertirnos contra los soviets de distrito que traería Manuela Carmena. El anuncio de caos y destrucción ya no dice nada del ayuntamiento sino sólo de esta triste oposición que quiere recuperar el Ayuntamiento para los tinglados que la arruinaron y la paralizaron en el pasado.