No. Las primarias que se han convocado en Podemos para elegir la lista que participará en las primarias que se convocarán en la plataforma que concurrirá a las elecciones municipales en Madrid no son «las primarias que dan la palabra a los inscritos porque en Podemos decide la gente«. No. Esta convocatoria tan incomprensible para cualquier persona que no pase las 24h mirando el ombligo de una organización política es simplemente un instrumento tacticista (con sus truquitos, normas ad hoc y fotos de colores) para presionar a Manuela Carmena.

Tras meses pidiéndoselo todo el mundo, cargos políticos, concejales, pero sobre todo miles y miles de ciudadanos de Madrid (y no sólo de Madrid), Manuela Carmena aceptó volver a ser candidata en 2019. Es un acto de generosidad mayúsculo en una persona mayor que bien podría querer descansar y disfrutar de su familia de una vez, que bien merecido lo tendría.  Cuando Manuela Carmena aceptó, explicó públicamente que una de las razones era que contaba con los concejales que han contribuido al mejor equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid desde Tierno. Ayer mismo Manuela Carmena especificó que Rita, Jorge, Paco, Esther, Marta y José Manuel eran, obviamente, parte de ese equipo con el que cuenta.

No, no eran unas primarias para que decidiera la gente. Eran la forma de coger a una parte sustantiva del equipo de Manuela Carmena como rehén: si quieres a tu equipo te tienes que tragar el mío. De hecho ni en 2015 Podemos planteó unas primarias propias previas a las de Ahora Madrid ni en 2019 las va a plantear en otras ciudades donde no se quiere echar este pulso a la alcaldesa: nada que ver con ningún supuesto ADN. Los concejales (de las diversas corrientes internas, esto no va de eso) que llevan cuatro años dejándose la vida por la ciudad de Madrid (sus amigos somos muy conscientes) decidieron el domingo por la noche que no estaban dispuestos a dejarse usar en esos términos. Y ayer la dirección madrileña de Podemos decidió primero filtrar a la prensa y luego aprobar la suspensión de militancia a los principales cargos públicos que tiene su partido (la portavoz de la capital de España, el concejal de Hacienda de la capital de España, el concejal de urbanismo de la capital de España… chorradas) mediante una resolución condicional («si finalmente la intención pública manifestada de concurrir en las listas electorales sin haber sido elegidos en el proceso de primarias de Podemos no se concreta, la suspensión se anulará inmediatamente«) no ya incompatible con el valor revolucionario de la fraternidad (¡ay!) sino con los más triviales principios liberales y democráticos.

Flaco favor a Madrid, flaco favor a Manuela Carmena. Pero además, un suicidio para Podemos. No sólo porque un recorrido tan grotesco con una meta tan inaudita no es precisamente una ayuda para revalidar el gobierno de la capital de España. También porque contribuye a esa dinámica de poda interna que ha ido sustituyendo el fenomenal ejemplo de inteligencia colectiva por una extraña cultura de obediencia ciega y tacticismo interno, que usa mecanismos nominalmente democráticos para implantar la aquiescencia, que sustituye la inteligente militancia líquida de los orígenes por una férrea disciplina impropia siquiera de otros partidos. Pero sobre todo porque con esta automutilación, si es que finalmente se mantiene, Podemos se está quedando como una parte importante, pero cada vez con menos peso, del bloque del cambio que se manifiesta en toda España de mil formas; en algún momento habrá que repensarse como bloque y no parece tampoco brillante llegar a esa situación empequeñecidos por voluntad propia.

Quiero pensar que imperará la cordura y que los disparates se revertirán. Que alguien aprenderá que la inteligencia y la audacia (y su consecuencia: la flexibilidad intelectual) con las que nació Podemos están en las antípodas de lo que manifiestan decisiones como la de anoche, que pone un punto y seguido a todo este disparatado proceso. Quered un poco a Madrid, quered un poco a Podemos, quered un poco a nuestro pueblo. Evitad este desastre… para todos.