Hasta hace poco la votación de los presupuestos era la votación más importante que había cada año. No sólo se aprobaban las cuentas sino que, con los presupuestos, se revalidaba o se negaba la confianza en el gobierno: pasaba con el gobierno estatal pero también con los gobiernos autonómicos y municipales. Un gobierno que aprobaba sus presupuestos podía respirar tranquilo un año; un gobierno que no conseguía aprobar sus presupuestos entraba en una crisis severísima y la convocatoria de elecciones era el paso inmediato.
Desde que en 2015 empezaron a desaparecer las mayorías cómodas en municipios, comunidades y finalmente en el Congreso de los Diputados las cosas ya no son así. Los presupuestos son importantísimos, sí, pero porque aprueban unas cuentas adaptadas al año que comienza (o incluso al año en curso muchas veces) pero ni garantizan ni tumban gobiernos, al menos no por sí solos. El ejemplo más evidente fue Mariano Rajoy, que no consiguió aprobar los presupuestos de 2018 durante el año 2017 sin que eso anunciara elecciones inminentes. Pero una semana después de conseguir aprobarlos, cayó por una moción de censura.
Especialmente mientras siga la crisis catalana (y no tiene pinta de que se resuelva pronto) el Parlamento español está condenado a la precariedad. Precisamente el nacionalismo catalán era el que garantizaba la estabilidad de los gobiernos españoles: era cuando llamábamos seny a la corrupción de los partidos de Pujol y Duran i Lleida en la que se apoyaban Felipe González y Aznar para obtener la mayoría que no tenían solos. Eso desapareció y durante unos años más bien tendremos partidos catalanes sometidos a vaivenes importantes mientras no se arregle política y penitenciariamente el conflicto catalán. Sólo la hidra aznarista (PP, Ciudadanos y Vox) parece que podrían llegar a sumar una mayoría estable en los próximos ciclos electorales.
Los Presupuestos no son lo que eran. El gobierno de Sánchez no estaría condenado a unas elecciones inmediatas si no consigue aprobar los Presupuestos. Pero precisamente por eso tiene poco sentido que ERC y PDCat actúen como si los Presupuestos fueran una especie de cuestión de confianza en el gobierno de Sánchez. Los Presupuestos hoy ni dan ni quitan la confianza al gobierno; los Presupuestos aprueban sólo las cuestiones materiales que se aplicarán a todos los ciudadanos que viven en España lo cual incluye, qué le van a hacer, a Cataluña.
Descargados de la carga simbólica, los PGE son, simplemente, los que permitirán aumentar el gasto en dependencia, la subida de las pensiones y una mayor justicia fiscal, los que permitirán que el conjunto de la península ibérica le diga a Europa que hay otra política económica que no consiste asfixiar a sus ciudadanos. Es lo que permitirá romper con la política económica de Rajoy más allá de parches que troceen el presupuesto… y también tengan que aprobarse en el Congreso.
Claro que es importantísimo que se aprueben los presupuestos. Pero es mucho más importante para la ciudadanía que para el gobierno de Pedro Sánchez. Quizás por eso el gobierno de Pedro Sánchez esté haciendo tan pocos esfuerzos por lograr aprobarlos.