Como la mayoría de los jueves, hoy tenemos Pleno en la Asamblea de Madrid. Va a ser un pleno especialmente largo porque, contra lo que es habitual, el PP ha presentado un par de iniciativas. Dos iniciativas de sentido idéntico a las dos que presenta Ciudadanos:  una atacando al Ayuntamiento de Madrid por Madrid Central y la otra exigiendo que se aplique el artículo 155 de nuevo a Cataluña (la del PP añade que hay que honrar al rey, a los símbolos de España y a la Transición): no es broma, estas dos son la 5.1 y 5.2 del orden del día.

Es un poco llamativo que ambos presenten las mismas iniciativas (son proposiciones no vinculantes y en esas Ciudadanos solía hacer como que se oponía al PP reservando su amor conyugal para las leyes, presupuestos e investiduras: las cosas de verdad), pero sobre todo es muy revelador que hayan decidido ambos que en la Comunidad de Madrid no tienen nada que proponer que sea competencia de la Comunidad de Madrid. Su único proyecto político es incendiar la convivencia en una España que quieren rancia, inmovilista, uniforme y autoritaria y atacar al Ayuntamiento de Madrid aunque para ello se haga el ridículo anclándose en el modelo desarrollista de los años 60.

Quienes no vivan en Madrid probablemente no hayan oído hablar de Madrid Central. Pues bien: es el motivo por el que en pocas semanas habrá caos y destrucción. Si hay un atasco en Cartagena recordad que es por culpa de que Manuela Carmena ha atacado a los coches de los niños que van al cole sin informes y al mismo tiempo con informes cuyos datos son de 2004. Todo ello (que las consecuencias de Madrid Central superan en el tiempo y en el espacio a la aplicación de Madrid Central, que se ataca a los coches, que se prohibirá llevar en coche a los niños al cole, que no hay informes y que sí hay informes cuyos datos son de 2004) los han dicho uno a uno el PPCs (político-mediático). Y todos son mentira.

Sin ir a las astracanadas histriónicas y mentirosas del presidente de la Comunidad de Madrid y Begoña Villacís, lo que en realidad es Madrid Central es lo mismo que se está haciendo en todas las grandes ciudades europeas para modernizar la movilidad y reducir la contaminación para que podamos respirar aire más limpio (o menos sucio, para empezar): limitar el acceso en coche al centro de la ciudad. Por primera vez en demasiadas décadas la ciudad de Madrid va de la mano de las principales ciudades de Europa.

Y por enésima vez la derecha madrileña nos quieren anclar al pasado, a ese imaginario que tenían los tecnócratas del Opus que gobernaban España en los 60 y que medían el progreso en humo y asfalto. Aquellos siniestros gobernantes tenían al menos la excusa de ir (en esa materia) con los tiempos en un momento en el que no se hablaba de cambio climático, de contaminación, ni del perjuicio para la salud que causaba el humo de los coches. La «boina»  (la nube de mierda que respiramos y que se ve sobre Madrid desde las afueras) era progreso. Y a eso dicen querernos anclar las derechas madrileñas.

En los años 80 el PP de Madrid hizo el ridículo oponiéndose a que se prohibiese ir en coche por el Retiro. Tres décadas y media después seguro que el propio PP reconocería su ridículo. No está mal que PP y Ciudadanos vayan de la mano sin nada que proponer a la Comunidad de Madrid sino la ira, la mentira y la confrontación: es muy pedagógico para la ciudadanía madrileña. No va a hacer falta esperar tanto como con el Retiro para comprobar el actual ridículo del PP-Ciudadanos (político-mediático) oponiéndose a la modernización de Madrid, a la salud de los madrileños. El año pasado hicieron el ridículo cuando se opusieron a la mejora de Gran Vía para los peatones y prontísimo comprobaron que la ciudadanía de Madrid aplaude estos cambios que mejoran la amabilidad de la ciudad. No van a tener que esperar: su ridículo ya está aquí.