Ayer Vox lo petó. Dicen que hubo 10.000 personas en Vistalegre. Y que algunas se quedaron fuera sin poder entrar. No sé cuántos fueron, pero es evidente que lo petaron. Y lo más importante es que a nadie le pilló por sorpresa porque era evidente que el fenómeno estaba cuajando. Desde hace tiempo el factor Vox cuenta en la política española: el PP y Ciudadanos destapan su discurso menos demócrata y liberal para competir por ese flanco y se cuenta con si Vox superará la barrera electoral o no para calcular las mayorías de gobierno posible en las municipales y autonómicas del año que viene. Vox ya está aquí. No es una opción de gobierno pero sí ha venido a modificar con fuerza la política española.
Lo curioso de ayer fue que el acto de Vox dio la razón a todo el mundo. Uno repasaba reacciones ayer en redes sociales y había decenas de personas que nos explicaban que ya lo decían ellos. No que el acto fuera a ser un éxito, algo previsible por todos, sino que la extrema derecha había emergido por culpa de quienes no les hacen caso a quienes tienen recetas mágicas que, si nunca han funcionado, es porque nadie las está consumiendo con suficiente fe.
La culpa fue en buena parte de Podemos por socialdemócrata, de Íñigo Errejón por nacional popular… hubo incluso quien se declaró sorprendido por reacciones de lo más singular al acto inventándose tales reacciones quizás como homenaje Hermann Terscht, asistente al acto de Vox y leyenda del periodismo por sus crónicas sobre huelgas consistentes en recopilar topicazos porque la crónica está grabada antes de la huelga.
Algunas de estas personas tan listas llevan meses alertándonos contra Manuela Carmena, que es lo mismo que el PSOE, a su vez idéntico a PP y Cs, que ahora son lo mismo que Vox; no falta quien, teniendo responsabilidades políticas (asumidas voluntariamente) que han abandonado por completo, ayer nos urgía a aglutinarnos en torno al antifascismo sin explicarnos si en 2018 eso significa mandar el makis a la montaña, disfrazarnos de partisanos o hacer una defensa de un republicanismo moderno… Que uno no haga nada no impide urgir con mucha solemnidad a hacer algo histórico ya. Supongo que quien creía ayer que Carmena era lo mismo que el PSOE y por tanto que PP, Ciudadanos y en última instancia que Vox (si a=b y b=c, entonces a=c) querrá conformar ese gran bloque antifascista… con el mismo ínfimo bloque desde el que atacaba antes de ayer a Manuela Carmena. ¿O era todo una broma?
Cuando terminó el acto de Vox se abrían las urnas en Brasil. Y casi la mitad de los brasileños votaba a una extrema derecha que nada tiene que envidiar a la de Vistalegre. Brasil se une a tantos países del mundo, desde Estados Unidos a Francia, Alemania, Hungría Gran Bretaña, Italia… donde hay fenómenos análogos sin que existan allí los culpables del crecimiento de Vox en nuestra provincia del mundo.
No tengo una clave única para explicar el auge de la extrema derecha. Sobre todo no tengo una receta infalible para combatirla. Sólo sé una cosa: los salmos de tantas décadas que se siguen recitando para culpar a los herejes de las plagas, las guerras y las hambrunas… no sirven para combatir las plagas, las guerras ni las hambrunas; si acaso sirven para que no las combatamos, distraidos en nuestras supersticiones tan solemnemente recitadas. Los listos también son un peso muerto de la Historia.