La mejor defensa que ha tenido Rajoy para evitar que declare como testigo es la del fiscal, que ha dicho que su declaración es prescindible porque ya está acreditadísima la financiación ilegal del Partido Popular y el testimonio de Rajoy no podría ni desmentirla ni probar más lo que ya está sobradamente probado. Que no hace falta que Rajoy nos cuente que está el frente de una organización ladrona y tramposa porque ya lo sabemos: esa es la defensa que tiene Rajoy, actual presidente del Gobierno de España gracias a lo que PSOE y Ciudadanos llaman «responsabilidad».

El mismo PP que «respeta la Justicia» cada vez que un tribunal persigue a un tuitero, absuelve a un corrupto, quita a un juez molesto para ellos o cada vez que un fiscal muestra una sumisión bochornosa ayer consideró un «abuso de Derecho» que Mariano Rajoy acuda como testigo a uno de los innumerables juicios sobre delitos cometidos por su partido, del que es el máximo responsable.

El escándalo no es una supuesta pena de banquillo contra Rajoy. Pena de banquillo han pasado las decenas de inocentes a los que se acusa sin pruebas o por disparates, a quienes se estigmatiza en el pesebre mediático por haber osado plantar cara a los verdaderos corruptos o incluso van a la Audiencia Nacional a declarar por terrorismo por haber hecho alguna broma o por protestar pacífica y democráticamente.

Pero Rajoy lo que tiene es el privilegio de no estar siendo juzgado. La foto de Rajoy declarando como testigo es un premio de paupérrima consolación para quienes no quieren un país gobernado de forma corrupta. Está acreditadísimo que el PP lleva robando y concurriendo dopado a las elecciones (es decir, alterando las elecciones) desde su origen. Es una organización corrupta: gobierna de forma corrupta, gobierna gracias a la corrupción y gobierna para la corrupción. Y lo absolutamente inexplicable es que demos por hecho que sus responsables máximos (Aznar y Rajoy, dado que Fraga está muerto) no vayan a ser juzgados.

En concreto Rajoy es el hombre que aparece en la contabilidad B de su partido, una contabilidad que se ha demostrado cierta en todos los extremos comprobables, cobrando sobresueldos en negro que eran el fruto de sobornos de empresarios favorecidos con dinero de todos los españoles por los gobiernos del PP. Eso es una evidencia salvo que a alguien se le ocurra que «M. Rajoy» es otra persona.

Es una obviedad que tenemos un presidente del Gobierno (y un partido en el Gobierno) que deberían estar apartados de la política y esperando las obvias responsabilidades judiciales. Y es una obviedad el control del poder sobre la Justicia cuando un trato de favor tan obsceno como el que está recibiendo Rajoy es recibido con el bochornoso victimismo que está exhibiendo el PP.