Ayer por la mañana me decidí: voy a preparar el guion de un capítulo piloto para presentar a diversas cadenas de televisión. Será el programa estrella de la temporada que viene. Manejo diversos nombres, pero de momento va ganando «Volquetes a tope» (aunque quizás «No me consta» o «Simulación en diferido» puedan también ser buenos títulos) y será una suerte de Los años del NO-DO o Cachitos pero con las mejores expresiones y grabaciones que hemos ido sacando de estos años de saqueo.
El programa se me ocurrió al incorporar a nuestro acerbo tabernario el Murcia a tope con el que unos delincuentes celebraban el chorro de dinero que les iba a entrar gracias a la generosidad (generosidad con el dinero de todos, claro) de Pedro Antonio Sánchez. El cénit de la contribución del saqueo a un nuevo género literario fueron los volquetes de putas con los que dirigentes del PP de Madrid querían celebrar que uno de los miembros de la banda había hecho una buena declaración judicial: la espontaneidad de una expresión como volquetes de putas encierra todo un universo moral que nos es tan brutalmente ajeno que garantizará la audiencia del programa.
Se nos va olvidando la riqueza expresiva que hemos ido incorporando a nuestro mundo delincuencial pero en estos años hemos escuchado al amiguito del alma, el te quiero un huevo y hemos visto los mails de Urdangarin que explicaban que el Real Madrid y Felipe de Borbón se parecían «en que los dos se follan ALALETI».
Pero como decía Krahe, no todo va a ser follar: así que en el programa también podemos recordar el esto te lo afina la fiscalía o el les hemos destrozado el sistema sanitario con el que la mafia policial de Interior celebraba la basura que construían para destruir al enemigo político (y de paso la sanidad de nuestros ciudadanos).
Cómo no incluir también las grabaciones a Alfonso Rus contando billetes: «1, 2, 3… 2.000, 3.000, 4.000… 11.000, 12.000… ¡dos millones de pelas» o el entrañable quien tiene un amigo tiene un tesoro entre Sonia Castedo y Enrique Ortiz. Recordaremos también en algún capítulo que yo me hice diputado para tocarme los cojones o que yo vine a la política para forrarme.
Es probable que evite el compiyogui, que aludir a Letizia Ortiz nos podría cerrar las puertas de las grandes cadenas televisivas y estoy decidido a que el programa sea un éxitazo. Una cosa son los chistes de su cuñado, que ya ni le manchan y otra es verla a ella jugueteando con los corruptos, eso lo tengo claro.
Ya tengo pensada hasta la cortinilla de apertura y cierre del programa. Para abrir los legendarios ¿te ha gustado el aeropuerto del abuelo? y yo destapé la trama Gurtel, emotivo homenaje a quienes no esconden su desparpajo y no necesitan ser grabados. Para terminar el programa la frase que resume el interés de todas estas grabaciones: una imagen de Ignacio González con aquellas bonitas conversaciones sobre su ático en Estepona explicando que «El tema es que si sale… eso es lo que yo no quiero».