Si eres conocido y criticas a Podemos lo más probable es que haya un montón de gente (por lo general anónima) que te insulten en las redes sociales. Esto es así y es de lo poco evidente que se está contando en estos días a raíz del sorprendente comunicado de la APM. Si cambias «Podemos» por cualquier otro partido, por un equipo de fútbol, una religión… Qué va. En realidad, si eres conocido y dices cualquier cosa que no sea una nadería lo más probable es que haya un montón de gente (por lo general anónima) que te insulten en las redes sociales. Según contra quién seas crítico también te puede caer una amenaza o una querella de alguna asociación ultra de corte mafioso o incluso del Gobierno.
Yo soy poquísimo conocido pero hay una cuanta gente (por lo general anónima) que me insulta en redes sociales: mi respuesta es silenciar a los usuarios que insultan y aunque el silenciado en principio no lo sabe lo puedes intuir si me insultas frecuentemente y nunca te respondo: sí, te tengo silenciado y tus insultos no me quitan un minuto de sueño porque ni me entero de ellos. Hasta ahora el único partido ninguno cuyos militantes me ha insultado en redes sociales (o no me he enterado) es de Podemos, algo comprensible pero no por ello voy a sacar una conclusión científica (ni un informe) explicando que todos los partidos menos Podemos acosan a los cargos públicos de Podemos con ejércitos de ciberactivistas.
En todo caso, por imbécil que sea esa práctica ya digo que a mí personalmente no me afecta demasiado. Más le vale a cualquiera que tenga una mínima exposición pública (y la mía es muy pequeña) tener la piel un poco dura porque estas cosas, sí, pasan. Ojalá la gente que pretende hacer un favor a Podemos insultando a quienes critiquen a su partido y dirigentes deje de hacerlo. A los periodistas se les puede criticar, faltaría más, como a cualquiera cuya actividad es pública. A nadie se le debe insultar aunque sólo sea porque el insulto, siempre, se vuelve a favor del insultado (antes de silenciar a quien me insulta casi siempre lo retuiteo, para presumir).
Como siempre, no todos son iguales. Si quien te insulta es alguien afín a Podemos puedes tener la seguridad de que, por anónimo que sea, el maleducado, el fanático es un sujeto que existe que actúa motu proprio. Nadie podrá encontrar una trama corrupta que tenga entre sus funciones crear falsos usuarios para atacar a periodistas y activistas que cuestionen al partido: eso fue lo que hizo la trama Púnica al servicio del Partido Popular. Esto es, sin duda, menos importante que la existencia de espontáneos maleducados.
Uno empieza a pensar que es rentable crear tramas de persecución a discrepantes, subvencionar con la caja B del partido medios afines, prohibir a los medios que emitan más que la señal enlatada del congreso del partido, no responder preguntas de periodistas… y tantas prácticas infames con las que los poderosos han venido amordazando a los discrepantes.
Qué poco criticadas son las prácticas estructurales y cómo nos escandaliza la torpeza de quienes en alguna ocasión se hayan pasado y además de negarse por fin a estar de rodillas se hayan pasado alguna vez de altivos. Ojalá sepamos impedir esos excesos allí donde se hayan dado, pero que nadie se confunda: nos pusimos de pie y así nos mantendremos, entre otras cosas para denunciar los abusos de los poderosos contra la libre crítica a quien la merezca e incluso a quien no la merezca.
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