Desde que nació Podemos hubo un rinconcito de la izquierda más conservadora e inmovilista que decidió caricaturizar a Podemos. Nos venían a contar que Podemos era un invento del poder para neutralizar a una suerte de izquierda revolucionaria que estaba a unos minutos de tomar el Palacio de Invierno y que en ese momento apareció ese Podemos tan molesto que no se situaba en el eje izquierda-derecha y al que cabía adjudicarle los adjetivos más gruesos como instrumento del poder para aplacar a las imparables masas revolucionarias.

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