“No se me ocurrió que fuera algo lindando con
lo mafioso”, Esperanza Aguirre, noviembre de 2014,
sobre su ex consejero de Presidencia, Justicia e Interior.

Cecil B. DeMille que una buena película tenía que empezar con un terremoto y desde ahí ir incrementando la tensión. Si Madrid fuera una película sería la favorita de Cecil B. DeMille. Este Madrid que linda con lo mafioso empieza en 2003 con el terremoto del tamayazo. Pero desde entonces las emociones fuertes no han parado de crecer. El saqueo de Cajamadrid, el espionaje, la gestapito (¿alguien sabe qué fue de Manuel Cobo?), el ático de Marbella, las candidaturas olímpicas, las torres de Florentino, los tramos de la M-30 por los que los constructores pagaron al PP y que terminarán de pagar nuestros hijos a esos constructores o a sus hijos, las tarjetas black, la Gürtel, Púnica, los volquetes de putas, la fuga de Esperanza Aguirre por la Gran Vía, las bolsas blancas de Ignacio González en Colombia, la cárcel para Francisco Granados, los 144.000 euros que Gallardón pagó a Urdangarin por “perfilar el lema de Madrid 2016”, el “Esperanza es cojonuda” de Díaz-Ferrán, la entrada en prisión de Díaz-Ferrán, el dinero negro de los sueldos de Arturo, la apropiación de Telemadrid y el reparto de licencias televisivas a medios de extrema derecha, Cerezo, Sheldon Adelson, Florentino Pérez, Villar Mir, Blesa, sus correos, Rodrigo Rato, el ERE ilegal de Telemadrid, el pequeño Nicolás, el albondiguilla, el bigotes, la ex presidenta denunciando que la policía le acusa con mentira, prepotencia y machismo por hacerse la foto, el presidente denunciando que la policía le chantajea…

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