Madrid no es un juego. Es la comunidad de Cajamadrid-Bankia, del intento de Eurovegas, de los rescates a clubs de fútbol y constructores aprobando canalladas urbanísticas, del Madrid olímpico con logo perfilado por Urdangarín, de la privatización del agua, de la sanidad, del saqueo de Telemadrid, del espionaje y quema de coches entre miembros del mismo partido y el de operaciones púnicas en la que caen presos protagonistas de diversos partidos… Es una comunidad que se resume con la desaparición de dos diputados cuando la ciudadanía votó un cambio tímido, encabezado por alguien tan poco radical como Simancas pero que había anunciado, por ejemplo, la sustitución de Blesa, el de los correos que tanto retrataron.

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