Cualquiera que tenga un poco de contacto con militancia de IU-CM (sospecho que de toda IU) ha podido constatar el efecto demoledor del asunto de las tarjetas de crédito. Ya había una importante crítica a lo que se había hecho en Cajamadrid-Bankia. Tanto en la última asamblea regional como en la asamblea federal de IU-CM y IU se aprobaron sendas resoluciones muy duras con lo que se había hecho en nombre de nuestra organización allí. En 2012 se anunció la expulsión de Moral Santín, que él vistió de decisión personal aprovechando que una organización democrática no puede expulsar a sus miembros a golpe de anuncio en la prensa. E incluso IU se había querellado contra él como contra el resto de los consejeros del tinglado.

Pero el asunto de las tarjetas es moralmente desolador, es obsceno, aunque sólo sea una guinda de un pastel putrefacto implica que mientras miles de militantes se dejaban horas, esfuerzos, sinsabores e incluso algo de dinero intentando cambiar el país, había quien se aprovechaba de ellos para atornillar el sistema cacicquil político financiero enemigo y forrarse por la vía civil o militar. Que muchos militantes y cuadros están al límite de tirar la toalla es algo que sabe cualquiera. Como sabe cualquiera que eso sería demoledor para Izquierda Unida: desde luego en Madrid, pero si sucede en Madrid el daño para el conjunto de IU será inmenso.

Ayer se celebró el primer Consejo Político Regional desde que estalló el escándalo concreto de las tarjetas. Se abordó el asunto de las tarjetas, pero dado el formato que se adoptó no tuve la oportunidad de intervenir. Sin ánimo de generar fracturas internas, que hoy también serían letales para IU-CM, pero con la voluntad de que pasen cosas (porque hacer como si nada también sería letal) expongo aquí lo que habría dicho esperando que sea útil para el futuro inmediato de mi organización.

En IU-CM se ha abierto una comisión de investigación sobre el caso Bankia, las tarjetas y los escándalos anexos. Estoy seguro de que de esta comisión saldrá luz y que señalará a personas que tuvieron responsabilidad en que falláramos, en que en nuestro nombre se hiciera lo contrario de lo que somos. Las responsabilidades políticas se depurarán, algunas en muy pocos días, y ese es el canal.

Ello no es incompatible con la constatación de que en este momento tan difícil IU-CM necesita exhibir que aquella es una época distinta. No peor, no mejor, simplemente una época distinta a una nueva IU-CM para este tiempo crítico. No se trata de un eslogan sino de una necesidad urgente para la supervivencia como organización. Es lo que algunos han llamado «una refundación express». Y sólo se puede exhibir con un golpe de efecto consistente en que las personas que evidentemente han representado la IU-CM de estos años den un paso al lado. No porque sean culpables de nada sino por generosidad con su organización, por generosidad con IU-CM. Tampoco porque formen parte de tal o cual parte interna: no se trata de transmitir que dentro de IU-CM ha ganado tal o cual bando: esa dinámica es hoy tan letal como el mero inmovilismo real o aparente.

Lo único que hoy puede ser un paso útil para la revitalización de IU-CM y la devolución de la ilusión a todos esos cuadros y militantes no es ninguna suerte de venganza ni de derrota sino la puesta en marcha de una nueva IU-CM en pocos días y para ello es imprescindible un cierto patriotismo de organización, traducido en la generosidad que supone sacrificar el protagonismo personal para permitir que entre todos superemos con la celeridad imprescindible el ánimo tan tocado; que comprobemos que a diferencia de los caraduras que tiraban de tarjeta, las personas engañadas por ellos sí que ponen su organización y las luchas a las que ésta sirve por encima de su posición personal.

No tenemos mucho tiempo. La estocada nos vino en un momento de máxima complejidad política en general y para IU en particular. Del mismo modo que el patriotismo no es exhibir banderas banderas y cantar himnos sino defender los servicios públicos el patriotismo de organización se demuestra hoy haciendo lo necesario para que la organización capee este desastre incluso no siendo responsable del mismo. A ello apelo a los compañeros adelantando que esa generosidad sólo podrá ser agradecida más allá de cualquier diferencia política.