En las últimas semanas el país parece asistir a grandes convulsiones institucionales. La abdicación de Juan Carlos, el terremoto electoral del 25M… muestran que la posibilidad de cambios muy profundos es real. Que el PP introduzca ahora un debate inexistente para blindar gobiernos a minorías mayoritarias evidencia que no es sólo el optimismo de la voluntad, sino que nuestra esperanza es también su miedo. Que ambos, nuestra esperanza y su miedo, son realistas.
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