Hay que reconocer a Zapatero que hasta ahora no había sucumbido a la tentación de sus predecesores de cobrarse los servicios prestados en diversos consejos de administración o cargos de asesor de empresas mediáticas internacionales (Slim en el caso de González, Murdoch en el de Aznar) ni de multinacionales españolas energéticas (Gas Natural Fenosa Felipe González, Endesa José María Aznar). Sin embargo la manzana que no ha podido dejar de morder Zapatero es la de los libros de memorias y reflexiones generosamente pagados de la campaña literaria navideña. Es otra forma de puerta giratoria: un grupo empresarial como Planeta depende en buena medida de su relación con el poder político (que dé las oportunas licencias televisivas y radiofónicas, que transija con la concentración de emisoras y cadenas de TV, que incline la balanza si hay otra guerra del fútbol…) y para ello viene bien garantizar un suculento pago por unas memorias inanes o un buen premio a una ministra saliente especialmente sensible a los intereses de las patronales culturales.

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