Desde hace demasiados años se viene hablando de “la primera generación que vivirá peor que la de sus padres”. Son tantos años que uno no sabe ya a qué generación se refería, si no es de una generación de los que ya empiezan a ser padres y madres de otra generación que no sabemos cómo vivirá. La Habitación Oscura de Isaac Rosa puede pasar por hacer un retrato de una generación, la del propio Isaac Rosa que viene a ser la mía. El drama de esta generación no es, según la ya vieja frase, que viva peor que sus padres: el drama es que es una generación que vive peor que sí misma, peor que el dibujo de un futuro que veíamos con tal evidencia que no era cuestionable e incluso peor que cuando empezó a caminar. Y ese no es el drama de una generación sino sobre todo el drama de un país.La Habitación Oscura no retrata una generación sino un país, al menos una generación central de un país, una generación que vertebró la demolición. Quien sabe si no es una historia de cualquier generación, quién no se sintió inmortal a los 20 y con los años empezó a ver delante una cuenta atrás. La cuenta atrás de este grupo va asociada a los sueños que tuvimos esta generación en este país y a su estallido.

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