Desde el pasado 23 de mayo llevo reiterando una frase que ha tenido cierto éxito: que una conclusión evidente de los resultados electorales de IU es que quien arriesga gana. Hace diez días el colectivo EnConstrucción, al que pertenezco, organizó un acto en Madrid con gentes procedentes de diversas zonas (geográficas y políticas) de Izquierda Unida que nos contaron algunas de las experiencias arriesgadas que habían servido para ganar. Faltaron unas cuantas pues hay muchas y variadas experiencias ilusionantes. Este fin de semana Izquierda Unida ha dado pasos en la dirección adecuada abriendo un proceso con dos caras de una misma moneda de cara a las inminentes elecciones generales.

Junto con el proceso de convergencia social para la elaboración programática (un proceso muy abierto y horizontal) se recogió el guante lanzado por diversas iniciativas: la última el manifiesto Una ilusión compartida (sobre el que ya he escrito un par de veces). IU lanzó ayer una propuesta muy simple: hablar con las iniciativas ciudadanas (las mesas de convergencia, el citado manifiesto e incluso un texto anexo protagonizado por Juan Carlos Monedero) y con las organizaciones políticas de la izquierda que quieran tejer una alianza  de oposición democrática a las políticas neoliberales de cara a las elecciones. No es mucho, no es poco. De momento es la única fuerza política que se ha sometido a los principios de la física: a cada acción sigue una reacción, están pasando cosas y la izquierda política tiene que reaccionar.

No estoy seguro de que con todo el mundo vaya a ser sencillo llegar a un acuerdo. La intuición (y lo que uno tiene hablado, que no es poco) es que con Izquierda Anticapitalista existe una posibilidad de entendimiento real (ayer en Público Raúl Camargo era el único cuyas reticencias eran políticas), que con ICV se llegará a acuerdos razonables con las lógicas tiranteces inevitables tras muchos sucesos que no vienen aquí al caso y que con Equo puede ser mucho más difícil aunque si algunos protagonistas empiezan a escuchar a la gente en la que se apoyan seguro que es más sencillo.

Es evidente que algunas aristas hay que limar. Creo que es una línea roja el rechazo a cualquier bombardeo de la OTAN. Supongo que por parte de Equo se pediría también algunas cuestiones medioambientales en las que IU no haya puesto mucho énfasis (corridas de toros) o en las que IU haya visto conflictos sociales que Equo ve secundarios (las ayudas a las minas del carbón para evitar despidos de trabajadores). Eso no debería de ser mayor problema dado que, por ejemplo, no ven dificultades en encontrarse con la Chunta, que apoyó la conversión de Los Monegros en Las Vegas aragonesas mientras IU defendía el medioambiente en solitario. Nadie que no mienta negará que el problema, de haberlo, con Equo no estará en las propuestas políticas (salvo que para ellos sea irrenunciable esos extraños apoyos geopolíticos internacionales, pero no creo): los problemas tendrán que ver mucho más con el politiqueo.

Más allá de las reacciones iniciales, muchas de las cuales pueden ser interpretadas como fruto de encontrarse con el pie cambiado (desde aquel manifiesto secreto que denunciaba Reyes Montiel a las largas cambiadas de ayer) estoy convencido de que en todas las organizaciones interpeladas mañana mismo se abrirá un debate que al menos flexibilice la inercia de enfrentamiento desde la que se respondió ayer.

No estamos en un momento histórico cualquiera. El bipartidismo está montando un auténtico estado de excepción para desmontar todos los derechos sociales y políticos. En Europa y en España. Y en cada parte del Estado. Además estamos cada vez más cerca de vivir en un régimen de partido único sin que emerja una oposición creíble y suficientemente fuerte a sus políticas. Pero también existe un empuje en la calle que por primera vez en muchísimo tiempo hace de nuestras calles un lugar con mucha fuerza de oposición y de propuesta alternativa. La calle, el movimiento 15M al que todo el mundo se refiere para justificar sus inercias, ha arrinconado las diferencias, los personalismos y los erróneos posibilismos.

No valen tampoco los regatitos en corto. No cuelan ya las excusas. Quien no entienda que la situación exige un frente de oposición unitario, que lo diga, pero que no se ampare en que Jaimito dijo frente en lugar de plataforma. Toca hacer Política de verdad: responder a la Historia ahora que la vivimos. Si alguien sí está por frentes unitarios pero piensa, por lo que sea (que se me escapa) que lo que plantea IU en las conversaciones no es válido, que ofrezca una contra-propuesta. Ya no vale seguir diciendo que la propuesta no es válida sin hacer ninguna nunca ni reconocer que no se quiere ningún acercamiento. Y toca mostrar alguna generosidad cada uno para poder exigir generosidad a otros.

Conocemos hoy la propuesta de IU de responder a lo que sucede y a lo que se ha pedido desde diversos colectivos. Espero que todos respondamos, que se señalen las diferencias y propuestas para superarlas. O que quien se quiera situar fuera lo haga reconociendo que su prioridad son unas siglas, una candidatura electoral o que no cree que esté pasando nada excepcional como para tener la altura de miras para sustituir los politiqueos por Política.

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