Ayer miles de personas recorrimos las calles de Madrid. Las calles, por cierto, en las que estamos otros y los mismos miles de madrileños los domingos por la mañana; especialmente cuando hace un sol radiante como el de ayer, las calles de La Latina y Sol donde los madrileños paseamos a cañas y vermouths cuando no nos toca pasearnos a cuerpo. En esa foto de la Puerta del Sol llena de banderas de IU, de banderas rojas y banderas republicanas también debe de haber muchísimas personas que no estuvieron en la manifestación pero que se debieron de llevar como mínimo una sorpresa: ver a miles de personas movilizándose por una salida de izquierdas a la crisis, contra los recortes sociales.

Quienes vieran pasar la manifestación por la calle Toledo observaron muchas pancartas de colectivos diversos pero con varios elementos comunes: inmigrantes, afectados por hipotecas, ecologistas antinucleares, pacifistas, defensores de la nacionalización de las cajas de ahorro, republicanos, jóvenes, mayores,… los distintos colectivos que acudieron comparten que sus luchas son contra intereses poderosísimos y que entre el poder de sus enemigos está el de silenciar sus existencias.

Durante la manifestación el usuario de IU de twitter se preguntaba si las empresas mediáticas no habrían hecho trabajar en vano a muchos de sus periodistas. Porque prensa hubo. No proporcionalmente a los miles de manifestantes, pero la hubo. Pero en los medios no salió. A estas horas de la mañana del día siguiente, de los medios digitales sólo Público recoge la manifestación. En la radio matutina apenas se ha escuchado un breve en una desconexión local sin citar si hubo poca o mucha gente, pues habría habido que decir que había mucha. En la televisión pública, la de todos, la que ya no manipula y ahora es plural no existió la manifestación. En junio del año pasado, ante una manifestación análoga TVE se disculpó diciendo que no habían llegado las imágenes a tiempo para el Telediario de las 15h. Ayer no fue el caso, porque emitieron un corte de Cayo Lara explicando su oposición a que bombardeen países. Pero de la manifestación ni una palabra, de las exigencias sociales y ecológicas planteadas ante unas 20.000 personas nadie dijo nada.

¿Lloriqueo? La semana anterior una asociación de extrema derecha y un seudopartido convocaron una concentración en el mismo lugar donde terminaba la manifestación. En aquella ocasión no defendían pensiones dignas, derechos sociales… Defendían poder poner sus coches a 140 km/h. La concentración, tan pueril como legítima, convocó a unas 200 personas según los medios (bastantes menos según sus propias fotos). Pero fue recogida en todas partes: televisiones, radios, prensa turbo, prensa diésel…

¿Quiere decir eso que la manifestación y los esfuerzos puestos en ella con tanto éxito fueron inútiles? Todo lo contrario. Lo que queda claro con el silencio mediático es que el espacio en el que se pueden comunicar otras propuestas está en la calle, que ahí hay gente que no nos verá si esperamos a salir en los medios de comunicación que están empeñados en convencer de que hay consenso sobre la inexistencia de alternativas. Unos cuantos miles de personas nos vieron, nos escucharon, leyeron nuestros lemas… Los 20.000 que estuvimos allí iremos hoy al trabajo con las pilas cargadas más convencidos que nunca y más dispuestos a convencer a otros de que no estamos solos, de que somos legión. La evidencia de que la convocatoria tiene sus frutos está en la respuesta: los dos o tres imbéciles que se pusieron a insultar a la izquierda que veían en la calle y, sobre todo, el concejal de centro (un aplauso al demócrata del año) que prohibió que el cierre de la manifestación fuera en la Plaza Mayor porque no está para eso (pese a que cientos de concentraciones, mítines y la propia manifestación del año pasado, además de las misas de Rouco se celebran en la Plaza Mayor: sí, las plazas mayores se hicieron para que el pueblo se encontrara en ellas). Si es verdad que el ladrido de otros es prueba de que cabalgamos, el concejal mostró que lo estamos haciendo bien.

Una muestra de que el éxito de estas convocatorias es tremendamente fértil: el 27 de junio una manifestación parecida fue un éxito; ayer hubo mucha más gente que entonces. En la próxima seremos más. Y cuando empiecen a tener que hablar de nosotros ya casi habremos ganado.

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