Esta es la imagen de la cuenta de Twitter de la Secretaría de Estado de Comunicación (el gabinete de propaganda de Moncloa, vaya) hace unos días. Zapatero aseguraba “que no hay razón jurídica para sancionar a Contador“. En ese momento Contador estaba condenado a un año sin ejercer el derecho a correr carreras ciclistas profesionales.  Inmediatamente Rajoy mostró su apoyo a Contador, para no ser menos (eso sí, como escribió Alfredo Relaño, ninguno de los dos mostró preocupación alguna por el hecho de que en España se venda carne contaminada, condición sine qua non de la inocencia de Contador que ambos aseguraban).

Durante estos mismos días otro ciudadano estaba cerca de verse sometido a otra decisión cuya injusticia no parecía menor que la sufrida por Contador. Ya he contado el caso en este blog otras veces: José Luis Burgos se había quedado en una silla de ruedas por una enfermedad y el Banco Santander, en vez de ejecutar un seguro que había obligado a firmar a José Luis Burgos pretendía echarle a la calle y subastar su casa. De momento la justicia ha parado la subasta de su piso como la Federación Española de Ciclismo ha absuelto a Contador. En twitter también hubo muchos mensajes de apoyo a José Luis Burgos. Pero ni Zapatero, ni Rajoy mostraron tanta atención como en el caso de Contador (por cierto, Cayo Lara, cuya postura sobre Contador desconozco por completo, sí mandó una carta de apoyo a José Luis Burgos).

Normalmente la gente como Zapatero y Rajoy se escudan en el respeto a la “justicia” para no mojarse en casos espinosos. Pero en el caso de Contador sí se mojaron porque por encima del respeto a la justicia o la conveniente prudencia ante un caso tan complejo está el patrioterismo deportivo. No digo que no sea una causa justa la de Contador, no tengo ni idea. Pero Contador es un deportista de élite que lucha por su derecho a correr el Tour de Francia y por su derecho al honor. José Luis Burgos es un discapacitado que lucha por su derecho a una vivienda digna y por el cumplimiento de los contratos que ha firmado y pagado.

La comparación entre ambos casos es obscena. Hay que ser un memo moral para no saber en qué caso vale la pena mojarse y en cuál no. Y hay que ser un memo social para no saber en qué caso es rentable mojarse y en cuál no.

Si no se mojaran nunca, podría cuestionarse si tal respeto a la “justicia” debe ser absoluto. Pero cuando se mojan selectivamente de lo que cabe opinar es de qué hace que les importe unos casos sí y otros no. Y está claro que les preocupa más una posible injusticia deportiva contra un español que protagonice las noticias de todos los medios de comunicación (del Marca para abajo) que una violación de un derecho constitucional contra un ciudadano en situación de máxima fragilidad por problemas de salud pero que no aparece citado más que en Tercera Información (aquí, aquí y aquí) y en Periodismo Humano (aquí, aquí, aquí y aquí). Estos medios tampoco han mencionado a Contador: así no hay quien haga caja.

La actividad política de uno puede tener dos enfoques: analizar si una causa le puede resultar útil a uno o si uno puede resultar útil a una causa. En función de qué determine sus acciones uno es un mezquino de esos a los que la gente se refiere cuando insulta a los políticos o uno es una persona decente aunque luego no lo votara ni Rita o lo votara todo el mundo, que ese es otro asunto. En este caso, como en tantos, está claro.

Si te ha gustado, ¡compártelo!:

Facebook
del.icio.us
Bitacoras.com
Technorati
Wikio
RSS
Print
PDF