Las revueltas populares suelen ser contagiosas porque sus causas casi nunca son exclusivamente locales. En los 90 gobernantes corruptos títeres de Estados Unidos arrancaron a América Latina sus recursos naturales y los entregaron a multinacionales extranjeras usando la fuerza que fuera necesaria y una poca más. Y de ahí surgieron revueltas populares y más tarde gobiernos bolivarianos. En el norte de África ha cuajado un buen número de sátrapas serviles a Estados Unidos y amparados por la Unión Europea sin importar el encarcelamiento, torturas, asesinatos de disidentes. Eran nuestros hijos de puta, así que aquí nadie (casi nadie) denunciaba lo que pasaba allí (aunque ahora el cinismo les permita aconsejar moderación, respeto a los derechos humanos y otros blablablas), como sucediera antes con nuestros corruptos hijos de puta de América Latina. Prendió la mecha en Túnez y mientras sigue ardiendo ha comenzado la combustión en Egipto. Jordania y Argelia (donde la guerra civil fue una decisión europea para evitar un incómodo gobierno elegido democráticamente) empiezan a humear, quién sabe si para comenzar a arder esta semana o la que viene.

Uno de los aprendizajes del siglo XX es que no hay modelos universales de respuestaa las agresiones. La experiencia latinoamericana es muy saludable y hay mucho que aprender, pero no es importable en su conjunto. Ni los conflictos son los mismos ni el modelo de liderazgo político sería apropiado para Europa. Tampoco parecen europeizables las revueltas norafricanas por muchos factores. Quizás el primero es que la dureza de la represión de tantos años convierte en estéril la represión de la revuelta. Quien lleva años sufriendo censura, tortura y asesinatos no se va a parar porque la policía dispare o se cierren las telecomunicaciones. Como recuerda el título del maravilloso libro de Olga Rodríguez ‘el hombre mojado no teme la lluvia‘. En Europa estamos muy secos y en cuanto chispea nos volvemos a casa y nos tumbamos en el sofá con una mantita encima: que sea triste no debe impedirnos reconocer que es un dato cierto.

¿No existe modelo para Europa? ¿por qué no el islandés? Estos días circula por internet un estupendo texto sobre la revolución silenciada que explica cómo Islandia ha dado la vuelta a la agresión sufrida con respuestas no convencionales desde abajo. Islandia sí ha sido un modelo muy parecido al que sufrimos en el resto de Europa. También ellos disfrutaron de un milagro económico basado en la especulación inmobiliaria y la desregulación de los mercados. También Islandia se pegó un costalazo proporcional al milagro. También Islandia optó por perseverar en el neoliberalismo manteniendo el modelo a través del endeudamiento. También el endeudamiento fue una cesión de soberanía por la cual el FMI, el poder financiero y la Unión Europea (que estaba encantada en aceptar a esa Islandia en su seno) imponían políticas aún más antisociales.

Pero allí la población se plantó. Escenificó el hartazgo y tumbó al gobierno pacífica pero implacablemente. Lo hizo mediante movilizaciones  llamativas e ingeniosas, salidas a la calle, etc. Tumbó a un gobierno y paró al siguiente por querer pagar la deuda. El pueblo islandés decretó que no iba a pagar a sus secuestradores y tal decisión supuso el fin del secuestro (el único poder que tienen estos secuestradores es nuestra voluntad de pagar el rescate usurero). Desde entonces Islandia vive una movilización democrática absolutamente fuera del paradigma neoliberal. Las reformas allí no han supuesto recortes sociales, sino expansión de la democracia, nuevos instrumentos de poder popular y la apuesta por la conversión de la isla en un paraíso de la libertad de expresión y la transparencia.

Es cierto que no nos hemos enterado: la isla sólo fue noticia cuando tuvimos imágenes espectaculares de un volcan que echaba cenizas y, especialmente, cuando éste impidió a nuestros ejecutivos volar a Frankfurt. Pero si los egipcios están pudiendo romper la censura y el bloqueo comunicativo, los europeos no tenemos ninguna excusa para movernos e intentar cambiar las cosas desde abajo, incluso con desorden, a lo loco. Romper con los secuestradores, impulsar instrumentos democráticos (referendos, asambleas… como en Islandia, como en las democracias) y tomar las decisiones nosotros, no nuestros secuestradores.

No sabemos adónde llegarán en Islandia; tampoco lo sabemos en Egipto, ni Túnez… Sabemos por donde vamos en los países en los que nos quedamos quietos mientras nos sacuden: 43% de paro juvenil, 20% de paro en en el conjunto de la población y mientras despidos más baratos, jubilaciones más caras y pensiones más ridículas, entrega del patrimonio colectivo a los secuestradores (privatizaciones)… Si los experimentos se pueden hacer con gaseosa, qué no se podrá hacer con esta mierda que tenemos.

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