Desde ayer están encerradas en La Tercera, la sede de IU-Chamberí, un grupo de mujeres a las que les han quitado la custodia de sus hijos por un supuesto síndrome de alienación parental. Tal síndrome consiste supuestamente en que la madre o el padre predisponen contra el otro progenitor a sus hijos. Como tal síndrome no tiene ningún respaldo científico e incluso la Ley contra la violencia de género descarta su aplicación fuera del extraño universo de las tertulias machistas de TDT y el columneo.

Las mujeres encerradas en La Tercera han sido maltratadas. Sus maridos fueron condenados por ello. Pero tras la condena utilizan ese supuesto síndrome indemostrable para culpar a las madres de que los hijos no sean todo lo cariñosos que deberían con su padre, sí, con quien maltrató a su madre. Y pese a la ausencia de sustento científico los jueces y fiscales admiten tales denuncias por síndrome de alienación parental para quitar a las madres la custodia de sus hijos.

Hay mujeres como las encerradas en La Tercera desde ayer por toda España. ‘Preferiría que me hubiera matado a esto‘, comentaba ayer una. Cuando le comenté con vergüenza que no había escuchado hablar del problema hasta estos días explicaban: ‘Antes las mujeres maltratadas interesábamos como casos aislados, como pobrecitas que han sufrido un drama que puede dar mucha pena en diez minutos de televisión. Pero si lo que muestras es un problema general en nuestra judicatura y las grietas de una Ley de violencia de género insuficiente, el asunto deja de ser morboso y es silenciado‘. Su problema no es sólo haber sido maltratadas por un hombre, sino el ensañamiento de la sociedad.

Si hay un síndrome cuantitativamente relevante hoy es el de las mujeres maltratadas que no denuncian porque la crisis económica les impide tener alternativa vital a seguir sometidos a quienes las machacan. No creo que haya datos sobre cuantas denuncias verdaderas no se presentan (sin duda más del 2%, que son según el CGPJ las denuncias falsas por maltrato que tanto alarman al tertulianeo -en casos de robo o hurto las denuncias falsas son el 30% pero eso da igual-); ni habrá nombre para ese síndrome. Ni los jueces ni los fiscales aconsejarán a esas mujeres mecanismos para denunciar y librarse de la dominación que sufren. Los inventos mágicos, puñetas incluidas, nunca favorecieron a las dominadas.

Podéis encontrar más información al respecto aquí y aquí.

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