Anunció ayer Esperanza Aguirre un gran recorte de organismos de la Comunidad de Madrid. La primera lista que se dio a los medios de comunicación tenía su punto de comicidad, pues eran organismos de cuya existencia uno no tenía ni idea y cuya utilidad no parecía ser inmensa a juzgar por su nombre: parecía que esa supresión de organismos era una cortina de humo tras la que colar la violación del acuerdo de la Comunidad con los sindicatos sobre la representación de los trabajadores de la Comunidad de Madrid. Pero no lo era: a lo largo de la tarde uno se iba enterando de más cosas. “¿Sabes que Espe se ha cargado el Consejo de la Juventud?“, “¿Te has enterado de que ha cerrado también el Consejo de la Mujer?“. No hay muchos órganos en Madrid que permitan la participación de su ciudadanía y asociaciones, pero los pocos que había para jóvenes y mujeres fueron ayer fulminados en la marmita de la crisis.

Curiosamente las noticias llegaban a la vez que había una concentración en la Plaza de la Villa. La Plaza de la Villa es donde está la preciosa sede del Ayuntamiento de Madrid que pronto dejará de serlo porque Gallardón ha decidido gastarse 45.000.ooo.ooo pesetas (270 millones de euros, tres fichajes de Cristiano Ronaldo) del erario para tener un Ayuntamiento más suntuoso y céntrico. Pues bien, la concentración en la Plaza de la Villa era contra otra medida de ahorro impuesta por Gallardón: ésta contra la participación de la ciudadanía en los plenos de las Juntas de Distrito. Hasta el pasado verano una vez al mes se celebraba un pleno por la tarde, a la salida del trabajo. En él podíamos hacer preguntas, propuestas, etc los grupos de la oposición (la mayoría de los vocales del PP aprovechaban para echarse la siesta más cara jamás celebrada) y, sobre todo, la gente del barrio podía acudir y hacer preguntas al concejal o al menos ver qué debates tenían sus representantes. No es mucho, pero es toda la participación que se permite en Madrid.

La medida de ahorro que aprobó Gallardón fue que los plenos pasen a celebrarse a las 14.30h. Así, si queda algún vecino que tenga algún interés en participar en los asuntos de su barrio ahora tendrá que dejar su trabajo y renunciar a comer en familia (¡con lo que nos importa la familia!). Es decir, se hace lo posible por impedir la menor participación ciudadana en los asuntos públicos. Las siestas de los vocales del PP, al menos, serán a horas más propias. ¿Y qué tiene que ver eso con el ahorro? La excusa que ha puesto el Ayuntamiento de Madrid es que así se evitan horas extraordinarias al no tener abierta la Junta más allá de las 17h (excusa falsa porque algunos plenos se celebraban en Centros Culturales que están abiertos hasta la noche y a esos distritos también se les ha puesto los plenos a la hora de comer).

Es un chollo esta crisis. Dices crisis y puedes ir cargándote todas las conquistas que otros lograron arrancarte durante siglos: nadie sabe qué relación ha tenido el gasto social con la crisis bancaria, pero en vez de dejar de obedecer a Botín deciden recortar gastos sociales; todavía nadie ha explicado en qué han influido los derechos laborales en la crisis de las inmobiliarias, pero ya que éstas sufren nos cargamos aquéllos. Por las mismas, ahora que nos hemos gastado todo el dinero público en gurteles, palacetes y campos urbanos de golf nos cargamos los pocos canales de participación democrática que había. Nada de eso ayudará a salir de la crisis, es cierto, pero ¿y lo que nos estamos riendo?

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