Hace apenas unos días la Unión Europea decidía no mover un dedo hacia Cuba manteniendo la infame posición común porque la puesta en libertad de toda persona que fuera susceptible de ser tenida por presa política no era lo importante. Con plena coherencia, el desmantelamiento armado del campamento de la dignidad en territorio saharaui, la violencia policial ejercida contra tres periodistas y un eurodiputado en territorio español (tal era el avión, como les recordó el piloto a la violenta policía marroquí), supondrán exactamente lo mismo: la Unión Europea decidirá no mover un dedo hacia Marruecos, que seguirá siendo socio comercial prioritario.

Al fin y al cabo, Europa tiene mucho que ganar permitiendo el saqueo marroquí del Sáhara Occidental. Los fosfatos, la pesca, el potencial petrolífero e incluso la arena importada bien vale la cesión ante una ocupación vergonzosa, ante el mayor muro separador del mundo (apenas unos meses después de que celebrásemos el aniversario de la caída del Muro de Berlín), ante la operación de colonización creciente, ante la censura, los presos… La Unión Europea, quieta: no se propondrá una posición común que sea distinta de esa privilegiada asociación con el gobierno marroquí.

Como sucede siempre, un gobierno que planea violar derechos humanos a mansalva impide a toda costa la presencia de testigos incómodos. Por eso la policía marroquí atacó violentamente a Willy Meyer (eurodiputado de IU) y a tres periodistas que iban con él tocar suelo saharaui. Quienes estaban en contacto con Txema Santana, que iba en el avión por el medio GuinGuinBali, contaban que las agresiones policiales tenían a Txema sin respiración.

Disimulemos, miremos para otro lado. Trinidad “Bilderberg” Jiménez pidió ayer contención en la violencia, que siga la ocupación pero sin hacer tanto ruido, vaya. La ONU no parece que vaya a pronunciarse como haría si Marruecos no fuera aliado de la OTAN en todas sus tropelías. El premio Nobel de la Paz no abre la boca. Y la UE acaso exija un poco más de cuota pesquera para seguir apoyando la ocupación ilegal de un pueblo.

Apenas el apoyo de la sociedad civil internacional le queda al pueblo saharaui. Y es precisamente cuando un pueblo defiende sus derechos casi en solitario frente a todos los gigantes militares cuando se demuestra la dignidad más incontestable. Dicen que el campamento de la dignidad está ya hecho cenizas. Debe de ser el campamento, porque la dignidad sigue tan firme como siempre

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