Os sonará Díaz Ferrán por ser el empresario de Viajes Marsans y de Air Comet, responsable de cierre de empresas, de impagos a la Seguridad Social, de cientos de despidos… Pero no conocíais su faceta humorística. Supongo que sería tras leer la viñeta de Manel Fontdevila en Público de ayer cuando se sumó a la gracia y declaró que “todas las empresas tienen que abrir sus puertas el día 29“: por supuesto se refiere a que también abrirán sus puertas las empresas a las que él decidió echar el cierre con sus trabajadores fuera ejerciendo él gran patrón de piquete coactivo de una huelga indefinida sin más tabla reivindicativa que su cuenta de resultados privada.
Díaz Ferrán es un buen representante de nuestro poder económico porque es su mejor caricatura. Al acercarse la huelga nos recuerdan el sagrado derecho al trabajo. Son los mismos que frente al derecho al trabajo han impuesto la reducción del coste del despido. En las pasadas elecciones europeas Izquierda Anticapitalista sacó unos carteles que muchos considerábamos un brindis al sol monumental: pedía la prohibición del despido. Pero viendo los reiterados discursos recordando el derecho al trabajo de estos días parecería que es a lo que nos acercamos: el derecho a trabajar es tan sagrado de repente que está por encima de otros derechos, sin duda el de huelga (que nadie defiende en tertulias frente a las coacciones reales que sufren muchos más trabajadores que en anteriores huelgas); suponemos que, si está por encima de un derecho fundamental como el de huelga, también lo estará del derecho del empresario a hacer caja, por lo que habrá un inmediato acuerdo de revocación de la reforma laboral. El empresario tiene lógico deseo de que no se cumpla su previsión de pérdidas, pero por encima de todo está el derecho a trabajar así que eso no puede ser causa de despido. Sobre la base del sagrado derecho al trabajo tenemos una buena base para la negociación y el acuerdo: con el objetivo del pleno empleo digno y libre podemos unir esta sociedad como una piña.
Hasta hace poco nos decían que el 29-S iba a ser un fracaso, que no se iba ni a notar. Ahora quieren garantizar servicios máximos (¿para qué, si según ellos la huelga va a ser sólo de liberados?), anuncian su temor a que la paralización del país impida ejercer el derecho a ser esquirol (en esta vida se puede ser un mezquino insolidario: es un derecho que yo también reconozco). Todo vale en el piquete mediático-político-patronal. Todo, menos respetar los derechos de los trabajadores: el derecho al trabajo todo el año y el derecho a huelga cuando se convoca. Esos no.
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