He decidido emular a la banca. Durante la próxima semana yo también me someteré a un duro test de stress con la única y sana intención de generar confianza en los mercados.

Me iré mañana a Zahara de los Atunes, Cádiz. Me enfrentaré al mar, la tumbona, algún que otro libro, cervecitas, pescaíto, cazón, más cerveza y más cazón en adobo,  tortillitas de camarón y un mojito (bah, que sean dos); de vuelta a la playa con la neverita, el librito, la sombrilla, cremita para el sol y para poder rebozarme en arena y parecerme a esa nueva ración de cazón que estará esperando y venga una de gambas y una ensalada de la casa mientras me pones otra cervecita, que me tienes seco. Y, venga, vuelta a empezar: que si un gambón, un tinto de verano, que engorda menos, no como esta sombrilla que cada día pesa más, otro gin-tonic que viene bien para la digestión (cárgamelo un poco más, joé, que es para un test de stress), esa foto no la subas al feisbuc.

En fin, que es posible que encuentre un ratito y media neurona para escribir por aquí, pero no garantizo nada. En una semanita debería estar de vuelta contando mis cosicas.

Espero superar el stress test, pero si no lo consigo, si a pesar de todo mi esfuerzo no he conseguido generar la suficiente confianza en los mercados, tendré que someterme a pruebas aún más duras próximamente. ¡Que te he dicho que no nos levantemos de la tumbona, leñe, que España necesita nuestra responsabilidad!

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