Sabemos que la vida de un alemán no vale lo que la de cien afganos. Pero a veces no está de más disimular un poquito. Mientras buscamos al último imprudente que facilitó los riesgos que llevaron en Duisburgo a la muerte de 20 jóvenes, los gobiernos occidentales ocultaban que sus bombas habían matado a 52 civiles el pasado viernes en Afganistán. La OTAN sólo ha anunciado que investigará a ver si es para tanto que es como si toda la respuesta al atentado de ETA en Hipercor hubiera sido una investigación puesta en marcha por quienes habían puesto la bomba que por error había matado a 21 personas.

La muerte de esas 52 personas quedará impune. Acaso dentro de unos años se vuelvan a filtrar 90.000 documentos secretos en los que se muestre que estas 52 personas a las que mataron nuestros ejércitos el viernes son sólo un grupo más de entre los habituales bombardeos humanitarios contra civiles de los que tan orgullosos estamos. Si las 52 personas bombardeadas  padecerán una investigación de sus matarifes, con los 90.000 folios hemos tenido una respuesta mucho más rápida: es un “acto criminal. ¿La guerra y su mierda destapada? No, la filtración de los documentos.

Estamos acostumbrados a denunciar con dos adjetivos a cualquier país cuyos intereses no coincidan con los que defienden nuestros gobiernos: son siempre herméticos e inmovilistas. Nuestros ejércitos llevan casi una década matando afganos por su bien, ocupando humanitariamente un país al que bombardearon con la excusa de detener a un puñado de responsables de un atentado que causó 3.000 muertes. ¿Cuántos afganos inocentes costarían la muerte 3.000 estadounidenses igualmente inocentes?

A inmovilista no hay país que gane en el mundo a esos gobiernos que mantienen nueve años después esta guerra que sólo acabará con un pacto entre asesinos. Y el hermetismo de quien oculta que sus bombas han matado a 52 inocentes pero aplica la palabra criminal a quien destapa 90.000 papeles de mentiras sobre Afganistán es difícilmente comparable con el de ninguno de los malos.

Ya que hay que hacer recortes, empecemos recortando gastos criminales.

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