La convocatoria ha sido reconocida de forma general como un éxito en lo cuantitativo (más de 900 personas) y sobre todo en lo cualitativo.

De la crónica de ayer de El País.com sobre la I Asamblea de Refundación.

Hasta ayer había cuatro posiciones en la izquierda alternativa sobre la refundación de la izquierda: quienes nos creíamos que era posible y queríamos que se llevara a cabo, quienes querían que se llevara a cabo y no creían que fuera posible, quienes temían que fuera posible una refundación de toda la izquierda que no deseaban y quienes no querían que la izquierda se refundase, pero les daba bastante igual porque tampoco se creían que fuera posible. A partir de mañana resultará difícil negar que la Refundación de la Izquierda está sucediendo, que no es una posibilidad, sino un hecho. Y que ante eso ya sólo caben dos grupos: quienes queremos que se produzca y trabajemos para que salga lo mejor posible y quienes tendrán que hacer como que quieren que se produzca.

Ayer hubo varios hechos que mostraron que la refundación ya no tiene vuelta atrás. El primero el discurso nítidamente expresado por IU tanto por el llamamiento de la dirección al conjunto de la izquierda, como por el discurso de Yolanda Díaz en nombre de la dirección de IU, como por la respuesta de Ramón Luque ante el escepticismo de alguna pregunta. Como se viene defendiendo, la apuesta no es refundar Izquierda Unida, sino que IU promueve un proceso que derive en la creación de una nueva organización política que consume la Refundación de la Izquierda. Que el conjunto de IU haga tan explícitamente esa apuesta es un logro que llega incluso con más contundencia y rapidez de la que nos temíamos los más entusiastas.

La segunda evidencia de la irreversibilidad del proceso de refundación fue la enorme cantidad de personas que vino a participar en los debates. Era una asamblea en la que no se elegían cargos, en la que no se iba a votar casi nada, en la que los debates se iban a orientar lo más horizontalmente posible. Los viejos vicios que acarreamos los militantes de IU no tenían demasiados incentivos, por lo que la asistencia era un reto. Y fue superado, especialmente por gran cantidad de personas que no militan en IU y de otras que militan en las bases de IU y que echan más de menos un cambio en la forma de militar que quienes desde fuera se lo saben sólo de oídas.

Se dijo antes de la Asamblea, y es una evidencia tras su celebración, que ésta es sólo un hito más en el camino de la Refundación. La Asamblea envía deberes a toda la izquierda. A la que se ha ubicado hasta ahora en un escepticismo (sincero o interpretado, que de todo hay) le toca ahora ponerse a trabajar en un proceso para el que ya se han derribado muchos de los obstáculos que iba a tener un proceso que por su ambición y radicalidad era evidentemente difícil y arriesgado. Ayer se evidenció que la mezquindad y el obstruccionismo han dejado de ser un problema serio para el conjunto de la izquierda: ya sólo sirve para que queden en ridículo los mezquinos y obstruccionistas.

Pero sobre todo hay deberes para que toda la izquierda supere los tres problemas que hubo ayer. El primero y más trivial de los deberes es básicamente operativo: el tipo de debate que se vivió ayer permite una discusión mucho más abierta y franca sin que se produjeran enfrentamientos incluso en temas más viscerale, pero tiene que ser mejor ordenado para que sea más productivo: de esa carencia tomaremos nota para mejorar unos métodos que apenas están comezando.

El segundo es que el entusiasmo no lleve a la satisfacción: ayer vino mucha gente, pero falta muchísima más; seguramente la asamblea de ayer ayude a vencer algunos escepticismos fuera salvo que la gente que ya estamos en el proceso de refundación nos demos por contenta. Ahora toca incrementar los esfuerzos por converger con la máxima humildad y sinceridad con toda la izquierda que sea susceptible de participar en la fundación de esa nueva organización política.

Y los militantes de IU nos llevamos unos deberes claros: ayer hubo mucha gente de fuera de IU y en muchos sitios ha habido gente que se ha interesado por el proceso de refundación. La abrumadora mayoría de quienes participaron no lo hicieron porque participen en foros sectoriales y muchísimo menos en foros locales. Mañana mismo tenemos la obligación de organizar foros por la refundación en cada pueblo (las asambleas locales de IU están habilitadas para hacerlo por mandato consensuado de la dirección federal y quienes no militen en IU también pueden organizar tales foros por la refundación que obviamente serán reconocidos inmediatamente) para que no sólo haya gente interesada, sino que participen de igual a igual y de forma organizada democráticamente en la creación de esa nueva fuerza política. Ya nadie tiene la menor excusa para no ponerse en marcha, y quien no lo haga está siendo sobrepasado por los hechos.

Hasta ayer solía decir que en el proceso de refundación de la izquierda el entusiasmo es estratégico. Solía añadir que incluso el entusiasmo más allá de lo racional. Sigue siendo estratégico ser entusiasta. Desde ayer además el entusiasmo es razonable.

Y ahora, disculpad, que nos vamos a la calle:

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