Hace un mes la bolsa se desplomó sin aparente motivo. Que si un rumor de helenización masiva, que si un ataque organizado contra el euro. Se escribió por ahí (y se contestó por aquí) que era la izquierda reaccionaria la que se inventaba a esos gnomos de Zurich que conspiran y mueven grandísimos capitales para forzar a los gobiernos más sumisos a adoptar las políticas que a ellos les conviene (y que son las que nos han llevado a la crisis, por cierto). Así pues, somos cuatro rojos idiotas (anclados en el siglo XIX, como si lo viera) los que creemos que existe gente con muchísimo dinero y poder y unos pocos menos escrúpulos que toman decisiones entre las que está la de que los gobiernos los obedecerán.

Lo que ocurre es que desde entonces todos los que no son de esta izquierda reaccionaria actúan como si oyeran (y obedecieran, que es lo grave) las voces de esos gnomos de Zurich. No es precisamente esa izquierda reaccionaria la que cita a los gnomos para pedir que se tomen tales o cuales medidas. Son las derechas y la izquierda moderna, la que sabe en qué mundo vive, las que no paran de explicar que hay que generar confianza a los mercados, que lo que los mercados están pidiendo (o mejor demandando) es tal o cual sacrificio humano…

Si los mercados tienen voluntad y sentimientos (piden medidas, pueden llegar a tener calma y confianza) es que distan de ser un ente impersonal. Uno no interpreta la voluntad del viento o ni intenta dar confianza a los anillos de Saturno porque sospecha que no hay entes racionales que los rijan.

Lo que separa a la izquierda reaccionaria de la gente seria no es la creencia en los gnomos de Zúrich. Lo que se dice creer, creemos todos: o todos actuamos como si existieran, que viene a ser lo mismo. Lo que separa a la izquierda reaccionaria de la gente seria es que cuando los gnomos nos dan órdenes la izquierda reaccionaria decimos que se pongan en la cola de votar y la gente seria obedece las voces de los gnomos. Lo que pedimos desde la izquierda reaccionaria es sólo que si un presidente quiere congelar las pensiones, rebajar salarios y abaratar despidos, no ponga como excusa que es lo que quieren los gnomos de Zúrich: si existen, que se presenten a elecciones; y si no existen, ¿cómo puede nadie oír sus voces sin estar loco?

El club Bilderberg tampoco existe aunque en Sitges se oigan voces.

Si te ha gustado, ¡compártelo!:

Twitter
Facebook
del.icio.us
Bitacoras.com
Technorati
Meneame
RSS
Print this article!
Turn this article into a PDF!