A pesar de lo que le contó Esperanza Aguirre a Rajoy, esa mañana ella no había dicho barbaridades sobre la reforma laboral. En primer lugar porque Esperanza Aguirre no dice barbaridades: los bárbaros son extranjeros y ella es más de aquí que nadie, sus necedades son autóctonas, son chelis; ella no dice barbaridades, ella dice chorrás, que es algo como mucho más de aquí (aunque no tan de aquí como un buen hijoputa).

Además de la precisión étnica, resulta que lo que dijo Esperanza Aguirre está en el meollo de lo que nos lleva a la reforma laboral. Dijo Esperanza Aguirre que no podía haber una reforma laboral light, no porque ello no fomentara el empleo, sino porque no daría credibilidad y confianza. ¿A quién? Decimos “a los mercados” y ya nos entendemos.

Ayer Zapatero mostró que efectivamente lo de Esperanza Aguirre no era ninguna chorrá. O al menos ninguna chorrá de esas que sólo se le ocurren a Espe. A las 9h se hizo público un dato aceptable de crecimiento del empleo (que no es poco en estos tiempos). Mayo suele ser un buen mes pero hacía un lustro que no se creaba en Mayo tanto trabajo. Normalmente eso hubiera permitido ser cautos y rechazar la urgencia de una reforma laboral contra los trabajadores. Pero no: cuatro horas después salió Zapatero para anunciar que haya acuerdo o no el 16 de junio habrá esa reforma laboral: el día que debuta España en el Mundial de fútbol (contra Suiza: paraíso fiscal de esos a los que llevamos dos años poniéndoles un sutil cerco), que no todo van a ser desgracias ni toda desgracia va a tener una movilización de respuesta inmediata.

Su intervención no cambió nada por los datos de empleo publicados esa mañana, porque no tenían nada que ver. La reforma laboral no se hará para crear empleo, sino para dar carnaza a los dioses currófagos (credibilidad, confianza dijo Espe en su chorrá; Zapatero anunció la reforma porque los mercados “necesita señales de calma y confianza” y ningún micrófono le pilló abochornado por tal argumento) . Y por ello no será una reforma light, sino tan neoliberal como todo lo que está haciendo el gobierno desde que los mercados le dieron el último susto.

Y no digo yo que no sea una chorrá hacer reformas laborales pensando en quienes no tienen ningún interés en que mejore el empleo (en número y mucho menos en calidad). Pero tengo claro que ni Aguirre (ni por supuesto Zapatero) saben que es una chorrá, pues no tienen ojitos más que para esos bárbaros mercados.

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También han escrito sobre las barbaridades de Aguirre, la cólera del golf, Gregorio Gordo, Inés Sabanes y Antonio Rodríguez.

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