Aprendimos en las novelas de detectives (y en clásicos como las investigaciones de Jessica Fletcher) que cuando no se tiene ninguna pista de por qué ha sucedido algo no es mal comienzo preguntarse a quién beneficia que haya sucedido. Cuando ayer el Consejo de Ministros consumó el tijeretazo, anunció que éste había hecho revisar la previsión del crecimiento del PIB para 2011: medio punto menos. Se calcula que la economía española, mientras no revise sus bases (y no parece que lo estemos haciendo), necesita un crecimiento cercano al 3% para que haya creación de empleo. Además, el menor crecimiento supondrá una menor recaudación fiscal (ya provocada por la reducción de salarios de empleados públicos y la congelación de las pensiones, que supone su disminución de capacidad adquisitiva y por tanto de consumo y de pago de IVA).

Así que el tijeretazo perjudica directamente a la ciudadanía: sean trabajadores públicos, pensionistas, tenderos que sufrirán el menor consumo, conductores (especialmente ciclistas, por cierto) que ven cómo se resquebrajan las carreteras por las que se desplazan, trabajadores de la construcción en paro a quienes el recorte en infraestructuras dificulta la consecución de un nuevo empleo, países subdesarrollados a los que se les ha recortado la ayuda al desarrollo… También perjudica a esos parámetros económicos que siempre se han considerado sagrados: el PIB tendrá más difícil crecer e incluso el satánico déficit en 2011 podría no disminuir tanto como se presume por decrecer las rentas de una buena parte de la sociedad y, por tanto, también su consumo. Por supuesto, el tijeretazo dificulta la creación de empleo al caer el consumo, las infraestructuras y porque los propios funcionarios que vean caer su salario podrían prescindir de gastos como el servicio doméstico, por ejemplo. Por perjudicar, perjudica hasta al gobierno, cuya labrada imagen de izquierda se ha ido por el sumidero adonde van los residuos que no se reciclan: el suicidio gubernamental resulta de lo más llamativo.

Entonces, ¿a quién beneficia esto? Si perjudica hasta al propio gobierno, perjudica a las tasas económicas que siempre se han antepuesto al empleo, perjudica al empleo, perjudica a trabajadores, a pensionistas, a pequeños empresarios a quienes la reducción del consumo les puede destrozar… Sólo son beneficiados quienes precisan una sociedad más fragmentada, con menos derechos colectivos y un Estado escuálido, a quienes necesiten arrasar los pocos obstáculos que queden para su enriquecimiento rápido a costa de todos y a costa del planeta. Sólo benefician a esos poderes a quienes llamamos los mercados y que nos dieron un mensaje clarísimo: el gobierno tiene que dejar de disimular y cargarse al sindicalista.

El asesino ha sido el mayordomo, sí, pero el plan y la orden la dio el señorito. El mayordomo hubiera preferido no acabar en prisión pero ante todo no quiere desobedecer al señorito. La investigación policial que se hace cada cuatro años llevará al mayordomo a prisión y el señorito contratará un nuevo mayordomo que siga obedeciendo al señorito. ¿O acaso hay algún candidato al puesto que se negara a aceptar tales órdenes? De momento el mayordomo ha disparado y toca llevar a la víctima al hospital, para que se recupere y tenga la mejor salud posible.

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