Cuando uno está de viaje desconecta bastante y cree entender cosas que en realidad no son como parecen. Con Grecia estoy seguro de que me sucede eso. Estoy leyendo que este fin de semana la Unión Europea, S.A. va a prestar dinero a Grecia a un tipo de interés jugoso a cambio de que el gobierno griego (supuestamente socialdemócrata porque así lo eligieron los griegos hace poquísimos meses) baje el salario de los funcionarios, reduzca el empleo público, facilite los despidos y congele el sueldo de todos los trabajadores… Es decir, Grecia, que está en una terrible crisis por las políticas neoliberales tendrá que pagar mucho a cambio de duplicar la ración de neoliberalismo. A eso le llaman rescate, porque además les gusta el humor negro. Y como no veo yo a Angela Merkel muy humorista, deduzco que algo he debido de entender mal.

Sólo un dato me hace pensar que todo es como lo he escuchado: la bolsa griega está subiendo y los sindicatos anuncian huelga general. Algo plenamente coherente con ese supuesto rescate y que pone a Merkel a salvo del humor.

Cuando Standard&Poor’s decide hundir o apoyar a un país o a una empresa, lo denunciamos como fruto de los intereses privados de una empresa dedicada a la especulación bursátil. Es un fracaso de la democracia, pues se pone el supuesto poder del pueblo al servicio de unas pocas manos poderosas y, lógicamente, interesadas. Para contrarrestar ese poder y beneficiar al conjunto de la población se suponía que estaban las instituciones públicas. Pero no, la Unión Europea confirma lo que siempre se denunció: que es un entramado para la defensa de intereses capitalismo blindado al control democrático. Y los gobiernos nacionales ya no existen: da igual que los griegos pretendieran un tímido giro a la derecha: la UE S.A. ha decidido que Thatcher pasaría por roja en la Grecia que se avecina.

Con entusiasmo o desganados, todos los gobiernos de la UE han decidido dar el visto bueno a la masacre griega. Es oportuno recordar ahora aquellos bonitos vídeos que se pagaron con dinero público para que todos votásemos a favor de la supuesta Constitución Europea. Salían periodistas de prestigio, deportistas, cantantes, artistas… explicándonos que la UE era solidaridad, derechos humanos, sostenibilidad, libertad. Con un poquito de vergüenza tocaría un vídeo ahora reconociendo que fueron serviles al discurso dominante y no tuvieron la capacidad crítica para identificar qué Europa estaban ayudando a consolidar.

Cuando en los años 90 alguien se oponía al tipo de Unión Europea que estamos construyendo los guiñoles de Canal+ lo vestían de loco que confundía a los molinos de viento con gigantes. La crisis ha demostrado que este tipo de construcción europea es un suicidio colectivo que sólo sirve a los grandes especuladores. ¿Qué puede hacer un ciudadano con su voto para que sus instituciones no se comporten como usureros depredadores? Nada: el aparato institucional europeo es impermeable al pueblo y capaz de machacarlo si con ello sacia la voracidad de quienes nos han llevado a la crisis.

Con lo que nos reímos de Don Quijote ¡tener que acabar viendo que en verdad eran gigantes!

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