Uno de los párrafos más curiososdel auto de Matas es el referido a la página web Libertad Balear. El juez muestra que tal web nació gracias a una idea genial del gobierno balear: con dinero público promovemos una agencia de noticias balear cuya titularidad pertenezca a una empresa privada; tal empresa destinará mucho menos dinero a la agencia de noticias que la pasta que le demos y con el resto crea un medio de comunicación afín al gobierno autonómico.

Ecce liberta: he aquí la libertad. La privatización de todo lo que hacen las administraciones públicas permite este tipo de corruptelas: si estuviéramos en una época en la que nadie aceptara que una agencia de noticias promovida por el Estado fuera privada, no habría sido posible el desvío de dinero público a intereses privados. Y si se introdujeran las garantías necesarias para que tal agencia tuviera independencia del poder y dependencia de la verdad, tampoco sería posible tal vulneración de la libertad de prensa.

Estamos en tiempos de medios de comunicación siervos del poder a través de muchos mecanismos: el de Libertad Balear ilustra uno, pero ni siquiera es el más obsceno. A los lectores de Público nos ha dolido más ver que el director de nuestro periódico pasaba en 24 horas a convertirse en el encargado de hacer creíble la política del gobierno. Mientras, resulta entretenido contar cuántos anuncios de la Comunidad de Madrid hay en Libertad Digital (tan parecida a Libertad Balear hasta en el diseño), cuántas licencias de TDT adjudica cada gobierno autonómico a empresarios del entorno (o del mismo partido, como el ex-diputado del PP Julio Ariza a quien los gobiernos del PP dan todas las licencias que se pidan para Intereconomía, su canal -más-ultra). Investigue alguien (sin demasiado esfuerzo, es sencillo) a PRNoticias, el canal amigo del Pocero que fustiga a Manuel Fuentes y a toda persona que aparezca acompañándole: ¿cómo se ha conseguido que el mismo periodista que denunciara contundentemente las ilegalidades del Pocero sea hoy su mejor aliado local?

Durante el intento de compra de Endesa por parte de Gas Natural era obsceno ver cómo el apoyo a Gas Natural de tal medio era apoyado por generosos anuncios de La Caixa, mientras los que se oponían eran premiados por Endesa. El entramado político-empresarial-mediático corresponde más a un esquema de lucha de mafias que a una sociedad democrática.

¿Libertad de prensa? Posiblemente cueste encontrar esa ventanilla, pero en todo caso no está aquí. Aquí hay una serie de instrumentos para la comunicación del poder económico equivalentes al control de los medios de cualquier Estado autoritario: sustitúyase al censor por el financista y el resultado es parecido. Y cuando alguien consigue introducir opiniones autónomas, el aparato estatal asfixia financieramente al disidente: ¿recordáis La Realidad?

Libertad Balear ilustra perfectamente la fusión de intereses políticos y económicos que enmerda una democracia que no merece tal nombre. La libertad de prensa tiene que ser posible, pero aquí sólo hay libertad de robo y voceros al servicio de sus respectivos ladrones.

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