Algo está sucediendo en la izquierda abertzale. Es absurdo negarlo tras la declaración Zutik Euskal Herria y tras la declaración internacional de importantísimas personalidades que no se mojarían tan claramente si no tuvieran alguna garantía de que su declaración será relevante. También es absurdo tener fe ciega en que falta un empujoncito y todo está hecho. La experiencia es un grado y la de los anteriores procesos de paz dinamitados hacen del pesimismo de la inteligencia un manual de instrucciones inevitable. En realidad muy poca gente debe de saber qué se está cociendo y cómo. Supongo que Gara no es ajeno a alguna estrategia política y que al menos tiene mejor información que un bloguero cualquiera de Chamberí: no creo que el medio de la izquierda abertzale desconozca qué se mueve en la izquierda abertzale. Evidentemente Brian Currin cuenta con información importantísima pues es quien está protagonizando los esfuerzos por poner en marcha un proceso de paz. Tampoco creo que Paul Ríos sea ajeno a lo que se mueve: es el coordinador de la organización pacifista Lokarri y fue quien presentó a Brian Currin en su conferencia en Madrid a los pocos días de la declaración Zutik Euskal Herria. Por último, Rubalcaba: supongo que sabéis quién es. Si lo analizamos en términos deportivos de brocha gorda, tendríamos a un jugador de cada equipo y a dos árbitros.

Gara publicaba en su editorial de ayer:

Es en ese contexto en el que la petición de alto el fuego a ETA, así como el llamamiento al Gobierno español a estar a la altura de las circunstancias, adquiere un verdadero valor político.

(…)

La apelación a las partes es nítida

No cabe ya escurrir el bulto. Es hora de compromisos. Ya no lo dice sólo la izquierda abertzale, ni los duros, ni los blandos, ni un iluso que les da crédito… No cabe tutelar al resto sin aclarar qué va a aportar cada uno, cómo se sitúa ante el escenario que se puede abrir. Que se debe abrir si cada cual hace lo que esté en su mano.

Cada opción política en Euskal Herria tiene sus objetivos políticos, y todos son legítimos mientras permitan al resto desarrollarse en parámetros democráticos. Ése es el reto, el objetivo a medio plazo. Lo cual requiere paciencia, confianza, transparencia, credibilidad, autoridad, prudencia… Pero sobre todo requiere compromisos políticos claros para terminar con el último conflicto abierto en Europa en base a un acuerdo político inclusivo que traiga una paz justa y duradera.

Se está abriendo una oportunidad. Aprovechémosla.

Brian Currin fue extremadamente prudente en su conferencia en Madrid. Habló de la declaración Zutik Euskal Herria como “una  de las muchas, muchas, muchas precondiciones para un proceso de paz“. Pero no expuso cuáles deberían ser las siguientes precondiciones que se tenían que poner en marcha ni por parte del Gobierno español, ni del vasco, ni de la izquierda abertzale, ni de ETA. Denunció algunas de las aberraciones que se cometen, rechazó tajantemente la violencia de ETA, pero fue muy prudente a la hora de decir cuál debía ser el siguiente paso. En la presentación de la Declaración internacional del lunes Brian Currin no fue tan prudente (copio del texto de Paul Rios):

Currin ha dado su opinión al afirmar que el siguiente paso debería ser que la izquierda abertzale “responda positivamente” a este posicionamiento internacional y pida a ETA que declare un alto el fuego permanente.

Vamos con Paul Ríos. Tras leer su análisis sobre el valor de la declaración internacional del lunes (mucho más interesante que este apunte) le pregunté por twitter:

Este viernes es Viernes Santo, ¿no sería un gran día para que hubiera una respuesta importante a la declaración internacional?

Su respuesta no fue precisamente pesimista:

mira, ahora que lo dices, ni lo había pensado, aunque espero que pueda ser incluso antes

El 11 de febrero Paul Ríos se preguntaba en su blog: ¿Habrá el sábado una importante declaración de la izquierda abertzale tradicional? y hubo esa importante declaración (Zutik Euskal Herria) pero no fue el sábado, sino el martes. En aquella ocasión acertó con la publicación de la declaración de la izquierda abertzale, pero erró en dos días: fue el lunes 15 de febrero. Ahora espera una respuesta antes del viernes. Si vuelve a fallar por unos días y es el viernes, le exigiré que se invite a un txakoli la próxima vez que venga a Madrid. Si es cualquier otro día, me alegraré igual. De hecho, las declaraciones de ayer de la izquierda abertzale diciendo que el Aberri Eguna (este domingo) será  ”una buena oportunidad para mostrar a los estados y al mundo que el proceso democrático ya está en marcha y es imparable. Está en nuestras manos” pone una fecha posterior a mi pronóstico:  no se trata de ganar una porra sino de que se produzca ese paso.

¿Y Rubalcaba? La semana pasada Conde Pumpido actuó como portavoz del Gobierno (de nuevo) y anunció que al día siguiente el Gobierno anunciaría medidas para reforzar la dificultad de la izquierda abertzale para presentarse a las elecciones. No fue exactamente así: lo que aprobó el Consejo de Ministros no fueron medidas para que no pudieran presentarse, sino para sacarlos de las instituciones si llegan a ellas: la medida introducida fue que se pudiera suspender a los cargos públicos que no condenaran un atentado de ETA. ¿Para qué? Dentro de un año habrá elecciones municipales y si el Gobierno prevé que la izquierda abertzale siga ilegalizada desaparecerán de las únicas instituciones en las que tienen presencia. La medida sólo tiene sentido si el Gobierno cree que, por alguna razón, la izquierda abertzale podrá presentarse, pero quiere tener la sartén por el mango por si vuelven a las andadas; es decir, para que la izquierda abertzale mantuviese los cargos que obtuviera en las urnas, la renuncia a la violencia tendría que ser definitiva.

Observando a quienes saben uno puede sacar algunas conclusiones. No muchas. Por ejemplo, no se puede sacar ninguna conclusión sobre qué hará ETA. Sin embargo, todo apunta a movimientos inminentes de la izquierda abertzale: una declaración en la que por fin pedirán a ETA que deje las armas. ETA responderá como responda. Si acepta la petición y declara el fin verificable de su violencia estaremos a las puertas de un proceso de paz y normalización política para Euskadi. Si rechaza la petición de la izquierda abertzale, los vínculos quedarán muy deteriorados y ETA pasaría a convertirse en algo muy parecido a lo que fue el GRAPO en sus últimos años: acosado por la policía y sin ninguna base social. En cualquiera de las dos posibilidades la izquierda abertzale quedaría desvinculada de la violencia (salvo que asumiera un no de ETA, pero es difícil pensar en tal grado de disparate dado el amplio debate que respalda la declaración Zutik Euskal Herria según todas las personas que saben) y el Gobierno no tendría excusa alguna para mantener su ilegalización. Además se guarda el as en la manga aprobado el viernes pasado: una legalización estaría continuamente sometida a que ETA no volviera a matar o a que la izquierda abertzale no volviese a someterse a la violencia de ETA.

Queda mucho por ver y en algún momento podremos dejar de interpretar a los oráculos , pero todos los datos realmente observables apuntan, al menos, a una declaración de la izquierda abertzale en horas o días que pueda cambiar su futuro y el de Euskadi a mejor.

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NOTA (1): El lunes supimos que Uribe se planteaba el intercambio de presos de las FARC por secuestrados. Ayer nos alegramos mucho de la liberación de Pablo Emilio Moncayo. Mayor Oreja ha declarado que las FARC y Uribe son aliados potenciales.

NOTA (2): Han escrito sobre la posibilidad de que Euskadi camine hacia la paz  Javier Madrazo, Grândola, Oskar Matute, Mikel Arana y un montón de gente en la web Proceso de Paz.

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