Según la RAE, corrupción es (4ª acepción): “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.

No cabe ninguna duda de que sólo hay una razón para que, tras dos años de debates, los representantes del PSOE, PP, CiU y PNV de la subcomisión sobre posibles modificaciones del Régimen Electoral General hayan rechazado toda posible modificación de la ley electoral que supusiera que todos los votos valgan lo mismo: la corrupción. Se valen de sus funciones (parlamentarias) y medios (la mayoría que conforman) en provecho económico y de índole política de sus gestores: en román paladino los cuatro partidos que sacan algo de tajada ilegítima de la actual legislación electoral (que fue aprobada durante la vigencia de las Leyes Fundamentales de la dictadura) se han aprovechado de sus cargos públicos para obtener un beneficio privado.

No sé si los diputados cobran dietas por su presencia en subcomisiones ni si éstas dependen de la duración de las comisiones. Por eso no afirmaré, hasta que me lo aclaren, que los diputados  que han estirado dos años los trabajos de una subcomisión para luego forzar que sólo se pueda hacer reformas que se podrían haber acordados en un par de tardes son unos corruptos. Con los datos de los que dispongo sólo puedo decir que el PSOE, el PP, CiU y el PNV son cuatro partidos corruptos. Sólo puedo afirmar que los diputados (¡todos hombres, que con las cosas del comer no se juega!) Alfonso Guerra González (PSOE), Ramón Aguirre Rodríguez (PP), Elviro Aranda Álvarez (PSOE), José María Benegas Haddad (PSOE), José Antonio Bermúdez de Castro Fernández (PSOE), Aitor Esteban Bravo (PNV), Jesús Quijano González (PSOE), Juan Carlos Vera Pro (PP) y Jordi Xucla i Costa (CiU) han sido testaferros de una operación corrupta. Y si han cobrado por meses han sido testaferros de sus partidos y corruptos ellos mismos.

Sólo queda pensar si el robo de diputados influirá en los posibles electores de los partidos a los que se robará representación puedan ceder al chantaje corrupto y modificar su voto. Personalmente no lo creo: pienso que los votantes de fuerzas como IU no ceden fácilmente a los chantajes del poder y cuando éste les intenta robar (ya sea financiando a los bancos, reduciendo las pensiones o robando diputados) la gente que vota a IU se rebela con más energía aún. La experiencia nos dice que el voto a IU no se ve modificado por la ley electoral, salvo indirectamente (al tener menos diputados de los que tendríamos con una representación democrática, IU es menos visible en las instituciones y al ser menos visible la ciudadanía se acuerda menos de IU). Pero el robo electoral no ha condicionado directamente el voto a IU: en las elecciones generales y en las europeas (en las que la representación es estrictamente proporcional porque sólo hay una gran circunscripción) el voto es similar; en las generales IU bajó en Madrid y Barcelona, que son las dos únicas circunscripciones en las que el reparto de diputados es proporcional.

La ciudadanía no cede al chantaje de los corruptos: el robo no es siquiera una operación sutil. Es un robo cutre, a cara descubierta, porque son ladrones cutres que no se sienten avergonzados por ello.

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Han escrito al respecto: JavierM, Alvic, Luis Ángel Aguilar, David Velilla, Rafa Gª Almazán, Pedro Mellado, Carlitos Buenaventura, Félix Díez Romero, Iñaki Escudero, Lidia, Grândola, Miguelo Arencibia, Andrés S. Portela, Fernando Jiménez, Roberto Cacho, Eva María Durán, Javi Parra, Mikel Arana, Rosa Mª Artal, Nacho Escolar y Juan Carlos Escudier, Jesús Ruiz y Jesús Gómez (si conocéis a alguien más que haya denunciado el robo, poned el enlace en los comentarios y lo añado).

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