En esta foto empezó todo. Sentaron en Davos a Zapatero junto a Grecia y Letonia. Con la escoria. Con los que merecen mano dura. Y a Zapatero le faltó tiempo para rendirse. En la foto estaba explicando que algo harían. Al día siguiente, en menos de veinticuatro horas, el Gobierno anunciaba que de momento nos jubilamos a los 67 años y que el gasto público se reducirá en 50.000 millones (en los que no entran los gastos de la ocupación de Afganistán: si no retiramos las tropas por decencia, ¿no lo podríamos hacer por pasta?).

Después el Gobierno envió un documento a la Unión Europea en el que se explicaba que, para reducir el gasto en pensiones, se ampliarían en diez años las cotizaciones que se contabilizarían para el cálculo. A media mañana lo desmintieron: era sólo un suponer. Hace unos días anunciaron que congelarán el sueldo de los funcionarios. A media mañana dijeron que era un malentendido, que lo que decían es que venía ciclogénesis explosiva y estaban preocupados por los funcionarios, que con tanto frío se iban a congelar. Cosas de la comunicación. O de no querer contarnos todavía las medidas que nos van a tomar.

Grecia entró en la crisis con gobiernos de derechas. La ciudadanía griega escuchó al PASOK una propuesta keynesiana, basada en el gasto público para reflotar la economía. Nos gustará más o menos, nos creeremos más o menos a Papandreu. Eso es lo que votó la ciudadanía griega en octubre de 2009. Pocos meses después la Unión Europea ha abandonado su perfil cínicamente amable y se ha portado como lo suelen hacer el FMI, el Banco Mundial y la mafia de Davos. La ciudadanía votó unas políticas, pero el poder económico ha impuesto otras: a eso se le llama golpe de estado. O capitalismo, no sé. Y es lo que ha sufrido Grecia (con la plena complicidad de Papandreu) y está teniendo una gran respuesta social como mostró su huelga general.

¿Y España? En España tenemos una tradición (no exclusiva, por cierto) de conjurar las amenazas cumpliéndolas nosotros mismos: que parezca voluntario. Al 23-F se contestó con la LOAPA, al ascenso de un partido xenófobo, el ayuntamiento de Vic contestó con la expulsión del padrón de los moros y los negros, a las amenazas de Davos nos hemos adelantado nosotros mismos como el pelota más estúpido de la clase.

Doy por hecho que Zapatero no quiere que Bruselas le haga una oferta que no pueda rechazar. El problema es que para que no le coloquen la cabeza de caballo en la cama, Zapatero está haciendo el casting de medidas exigido por Corleone. No hace falta que nos fuercen a adoptar una política ultraliberal que destruya conquistas sociales. Ya lo hacemos nosotros gustosos, no se molesten. Como es muy humillante que nos maten, es mejor suicidarse antes.