Desde principio de año en Irlanda se definió la blasfemia como delito. En España denunciaron al programa del Wyoming por una ficción de videojuego en el que competían dioses en un ring y otro en el que unos condenados a la cruz se echaban una carrera.

Es complicado saber qué es una blasfemia sin creer que haya dioses ni vírgenes embarazadas ni santos. Blasfemia es la “palabra injuriosa contra Dios, la Virgen o los santos.” Queda al juicio particular qué sea la palabra injuriosa. De vez en cuando me sorprende un familiar muy cercano cuando llamo a algún genocida hijoputa: “Podrá ser un genocida, pero no le llames hijoputa”. Le parece que ofende más hijoputa(y no por ser un insulto machista) que genocida.

Los que no creemos en dioses no podemos sentirnos ofendidos por lo que se diga de seres que consideramos legendarios. Pero una mínima empatía nos puede ayudar. Creo que si fuera creyente me ofendería muchísimo aquella frase de la mujer de Kaká según la cual, en plena crisis económica, Dios había dado dinero al Madrid CF para que éste fichase a su marido. Eso no habría tenido nada que ver con la monumental blasfemia que sería para mí la frase de Munilla según la cual “desde el punto de vista teológico” (es decir, desde el conocimiento de dios) es peor la crisis de valores que vivimos en España que las decenas de miles de muertos de Haití. Por no mencionar al sacerdote estadounidense que achacaba a Dios el terremoto de Haití porque este país obtuvo su independencia pactándola con el diablo.

Si fuera creyente denunciaría por blasfemia a esta gente que trata de convencer de que Dios es un imbécil al que preocupa más una alineación de fútbol que el paro y el hambre, o un sectario más preocupado porque algunos no sigan las costumbres sexuales que dicta que por la muerte, hambre y sed de cientos de miles de seres humanos, o directamente un sanguinario asesino que se venga con tal genocidio por el acuerdo alcanzado con su enemigo por los tatarabuelos de sus víctimas hace dos siglos.

Uno se teme que ninguno de estos estúpidos será denunciado por blasfemo por quienes pretenden perseguir a quienes ofenden a sus dioses. No es eso lo que se persigue. Persiguen a los infieles, a quienes no se someten a los dictados de su clero: Dios da igual, lo importante es aplacar la insumisión, la libertad de opinión. Lo malo no es decir que su dios es un canalla que asesina a quien le desobedece: lo peligroso es decir que no hay dioses que nos dicten qué hacer (o no hay forma de saber qué opinan, por ejemplo, sobre los condones) y que por tanto tiene que ser nuestra razón, la libertad y el bien común lo que dicte nuestro comportamiento.

Blasfemar no es ofender a dios, sino desobedecer a sus emisarios. Blasfememos.