Hoy se cumple un año desde que Cayo Lara fue elegido coordinador federal de Izquierda Unida. Son ya las cinco de la tarde y si no me equivoco éste será el primer texto que se publique en la blogosfera afín a IU sobre el aniversario: algo que viene a romper el mito según el cual IU es una máquina de mirar su ombligo (interiorización, se dice en iulógico). En I Love IU hoy se habla de Aminatou Haidar, del berlusconazo, del derecho de autodeterminación y la consulta catalana, de la manifestación del sábado pasado, de Barack Obama, de la conferencia de presidentes autonómicos, del precio del metrobús en Madrid, de consumo ecológico, de la ley de extranjería, de la ley de dependencia, … se habla incluso de la fiesta del centenario de la CNT,… pero no del aniversario de la elección de Cayo Lara.

En la web de Izquierda Unida también podemos encontrar la denuncia de la falta de valentía del gobierno en la defensa de Aminatou Haidar, la puesta en marcha del área federal de juventud de forma consensuada, la lucha contra la corrupción,… pero nada sobre la elección de Cayo Lara hace hoy un año.

Y quizás sea esa una magnífica señal: que llevamos un año en el que hemos apartado nuestros ojos del ombligo porque a nosotros también ha dejado de interesarnos IU como fin último de la política, sino como medio para conseguir fines. La solidaridad con Aminatou Haidar está siendo un ejemplo evidente de la utilidad de una fuerza coherente como IU que se entrega a quienes luchan por un mundo mejor y más justo sin oportunismos ni medias tintas. La pluralidad del acto del 28 de noviembre, en el que quisimos escuchar a gente que no vino a decirnos lo altos y guapos que somos, sino incluso a regañarnos por haberles fallado en tal o cual momento dio una imagen del modelo de organización de izquierdas por el que estamos luchando (y que no es fácil poner en pie): un modelo de izquierda abierto a las luchas emancipatorias y cerrado a las presiones de los poderosos (sean éstos medios de comunicación, pequeñas mafias o potentes aparatos gubernamentales).

Sigue habiendo grandes problemas, por supuesto: si apostamos por una refundación de la izquierda es porque constatamos el final de un ciclo. Pero los árboles no deben impedir ver un bosque que, poquito a poquito, va resistiendo a tanta contaminación.