Si no estuviera en Ushuaia, me permitiría sacar mi cerebro del frasco de formol en el que se encuentra. Seguramente sería lo responsable. Hacer algo. Podría poner otro vídeo musical más apropiado para el top que nos traemos entre manos, pero se me acusaría (esta vez con razón) de que el vídeo se sitúa en una tan injusta como santa equidistancia. Me permitiréis, en cualquier caso, que hasta el 7 de diciembre simplemente disfrute del silencio. Y del fin del mundo, que lo tengo aquí al lado.