El Consejero de Interior del Gobierno Vasco, Rodolfo Ares, preguntaba ayer, 24 de septiembre en rueda de prensa: “¿Alguien se imagina en Berlín las fotos de asesinos nazis?”.

Si quien esto escribe se hubiera encontrado presente en dicho acto, tendría que haber levantado el dedo índice para responder: “Un servidor, señor Ares, un servidor”.

(…)

Señor Ares: hace un año estuve haciendo de guía en ese parque temático del fascismo llamado Madrid para un cineasta austríaco, un joven que había recorrido Alemania, Italia y Austria localizando vestigios del fascismo europeo. Me contó que había encontrado unas cuantas fasces y otros símbolos mussolinianos en Italia, y que en Alemania sólo había visto contadas tumbas de soldados nazis, muertos en combate, con esvásticas y runas nórdicas de las SS.

Me cité con él en la encrucijada de las calles del General Yagüe y del General Varela, y me dijo que se había quedado estupefacto al ver el Arco de la Victoria de Moncloa, justo frente al Cuartel General del Aire, donde pervive una enorme placa franquista y varios víctores nacional-católicos, que no van a ser retirados según la ministra Chacón porque el entorno está protegido por la normativa de patrimonio de nuestro Excmo. Ayuntamiento. Sin embargo, lo más chocante para mi interlocutor austríaco era algo en lo que yo nunca había reparado anteriormente: que la sede del Ministerio de Defensa de un país democrático occidental dé a la calle del General Yagüe, militar golpista y máximo responsable de 4.500 asesinatos sólo en Badajoz capital.

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