Estas dos fotos (que podéis ver en grande si pincháis sobre ellas) son de un partido de baloncesto jugado entre la selección española y la israelí en Zaragoza. Un grupo aprovechó la visita de la selección israelí para solidarizarse con el pueblo palestino exhibiendo pacíficamente banderas legales de un país que  tiene reconocimiento internacional a través de la Autoridad Nacional Palestina.

Por lo que se ve en el pabellón hasta las escaleras eran banderas (la rojigualda, en este caso), lo que nos lleva a suponer que no había ningún problema genérico con las banderas. Pero vemos en las fotos que la policía nacional trata de arrancar las banderas palestinas. Finalmente desalojó del pabellón a las personas que las portaban . ¿Por qué? Pues porque alguien les dio la orden de violar la libertad de expresión de estos ciudadanos. Ojo, no son seguratas privados que actúen al dictado de la Federación de Baloncesto, sino policías nacionales que sólo deben obedecer a la ley y a los superiores jerárquicos (ministro del Interior en última instancia).

No parece que haya ningún amparo legal que justifique la más mínima intervención del Estado para limitar la exhibición de bandera alguna. Si no se prohibe que en los estadios haya banderas en general, la policía lo único que tiene que hacer es proteger a quienes portan esas banderas de esos señores de traje con pinganillo que se pasean con tanta soltura por la cancha. Quienes vamos habitualmente a recintos deportivos sabemos que es relativamente habitual ver banderas de diversos países: el grupo de japoneses que lleva su bandera nipona, quienes llevan una bandera brasileña para apoyar a determinado jugador o quienes exhiben la bandera del «eterno rival» del visitante para fastidiar un poco. El únco problema que conocemos es que en España cuando juega un equipo israelí se prohíbe la expresión de la solidaridad política con las víctimas de violaciones de derechos humanos reconocidas por la ONU.

En el deporte profesional Israel disfruta de los mismos privilegios anómalos que en el resto de los ámbitos (pese a que siempre hay quien dice que no se mezclen deporte y política). Israel es un estado ubicado íntegramente en Asia y que sin embargo participa en las competiciones deportivas europeas (y en Eurovisión). Además, cuando hubo conflictos en otras zonas (Yugoslavia o Irak, por ejemplo) se suspendió la participación de sus equipos y selecciones en competiciones oficiales: a los equipos israelíes lo más que se les ha pedido es que jueguen sus partidos como local en otro país ante la inseguridad de tal o cual ciudad.

Algunas de esas son discriminaciones ridículas. Pero la prohibición de expresar las ideas propias de forma pacífica en un estadio vulnera la libertad de expresión de nuestros ciudadanos. Sabemos que los gobiernos occidentales no van a mover un dedo ante las continuas violaciones de los derechos humanos en Palestina por parte del estado de Israel. Pero la vuelta de tuerca que vemos en las fotos (y que no es una novedad) es que, al servicio de Israel, nuestro gobierno vulnera los propios derechos humanos de la ciudadanía española.

Aquí sí hay una prueba de que la policía española discrimina por motivos políticos. Aquí sí que Rubalcaba tendría que decir quién es el responsable de esta vulneración de derechos humanos. Aquí sí que se debería llevar a los tribunales al responsable de tamaña desfachatez que pasa desapercibida en los medios, entre otras cosas, porque ya nos hemos hecho a todo.

Gracias por las fotos, Rafa.