El relato es siempre el mismo y, sin embargo, en todas las ocasiones sorprende la escasez de escrúpulos democráticos, pues cada vez se da una nueva vuelta de tuerca. Esta vez proponen ilegalizar (e ilegalizarán) a una lista compuesta por grupos y personas de una izquierda más o menos extrema de toda España en la que van grupos legales como Corriente Roja o Izquierda Castellana, a los que uno no votaría, pero tampoco encarcelaría.

Primero anunciaron que alguien de ANV había avalado la lista. Como pronto se supo que concejales del PP, PSOE e IU también la habían avalado, hay que argumentar alguna otra chorrada y se dice que Alfonso Sastre, cabeza de lista de la nueva candidatura, participó en listas que fueron legales de la izquierda abertzale. Si se hubiera aplicado ese criterio en las últimas elecciones autonómicas, se habrían anulado todas las listas vascas menos la de Aralar, pues en todas había no ya candidatos, sino antiguos cargos públicos de la izquierda Batasuna.

La ilegalización de Iniciativa Internacionalista hace que por primera vez sienta que me roza la dinámica de los entornos según la cual cuando uno roza un entorno queda contaminado y contamina a su vez a sus entornos. Hace dos semanas presentaba una propuesta en mi distrito para que se colocara una placa de homenaje a Alfonso Sastre en la casa de Chamberí en la que según su propio relato había aprendido a amar el teatro. Sastre es uno de nuestros mejores dramaturgos vivos, representado habitualmente por el Centro Dramático Nacional. Y en la misma calle de Chamberí hay una placa que recuerda que allí escribió Camilo José Cela su novela La Colmena. Doy por hecho que esta placa no se puso por motivos políticos (políticamente Cela fue un violento: fue censor de la dictadura y nunca se arrepintió), sino por motivos artísticos. Ese mismo criterio hace que alguien como Alfonso Sastre merezca una placa idéntica, por mucho que no haya nadie de sus ideas en la Junta de Chamberí, pues no se homenajean ideas políticas.

Si hubiera sabido al presentar la proposición que Sastre se iba a presentar a las elecciones europeas, probablemente hubiera aplazado su presentación por un criterio de oportunidad. Pero si los antidemócratas quisieran ya podrían impulsar mi eliminación política: ya hay eso que llaman pruebas. Pedí una placa para Alfonso Sastre. Pueden encontrar incluso que hace pocos meses invité a Javier Sádaba (que además fue profesor mío en la facultad) para el acto sobre laicismo en el que intervine ayer (y al que no vino por problemas de agenda). Javier Sádaba ya es entorno, porque firmó el manifiesto de II. Así que yo también soy entorno por la vía de Alfonso Sastre y la de Javier Sádaba.

Cada paso más que dan, recuerdan más a aquel poema: «Primero fueron a por los judíos…». El entorno del entorno del entorno es, obviamente, cada vez más grande. Tenemos la suerte de que aplican su lógica arbitrariamente, por lo que algunos entrarán a ser considerados entorno y otros no, pero ya tendrían posibilidad de ilegalizarnos a todos.

Cada vuelta de tuerca es más ridícula y más antidemocrática. Y cada vez es más desoladora la mirada pasmada, sumisa y obediente de quienes se alejan de los judíos para no ser señalados como entorno de ellos.

Después fueron a por mí,
y para entonces ya no quedaba nadie que hablara por mí.