Pongo el logo de IU porque es míoDentro de unos meses hay elecciones europeas. Esas son unas elecciones en las que es indudable que aquel discurso de las dos orillas es meramente descriptivo de la realidad. Hay un bloque que defiende cómo se está construyendo la Unión Europea y que sistemáticamente defiende los apaños que desde la misma se nos proponen, sea Maastricht, sea la llamada «Constitución Europea», sea vulnerar las decisiones de los pocos pueblos de Europa que pueden pronunciarse y meter Tratados de Lisboa por la puerta de atrás, sea vulnerar la decisión del único pueblo al que se permite pronunciarse sobre el Tratado de Lisboa… En ese bloque están, sin fisuras PP, PSOE, CiU, PNV… En el otro bloque está IU, ICV, algunos partidos nacionalistas de izquierdas y algúnas opciones hoy extraparlamentarias como Izquierda Anticapitalista.

Entre estas últimas opciones hay tres que tradicionalmente han compartido espacios políticos: IU e ICV llevan toda la vida compartiendo listas electorales, salvo en ocasiones contadas e Izquierda Anticapitalista ha sido, simplificando, una reciente escisión de IU. Aunque considero absolutamente imprescindible el reencuentro con IA, creo que es poco realista pensar que éste se producirá antes de las Europeas. Lo que se plantea ahora es más bien en qué condiciones llegar a un acuerdo con ICV. ICV concurre en Cataluña con EUiA y le pone condiciones como mínimo severas; sin embargo, en las europeas pretenden que IU tenga la generosidad de darles el segundo puesto en la lista y que luego el diputado de ICV vaya al grupo parlamentario que le dé la gana. Por ello una de las propuestas que hay es que el acuerdo al que se llegue sea recíproco: si IU le da a ICV el segundo puesto independientemente de los votos que aporte, ICV garantizará que EUiA tenga esa misma posición en las elecciones generales, autonómicas y municipales.

Es el obvio principio de justicia del ‘do ut des’. ICV no le puede pedir a IU que le dé lo que no está dispuesta a dar a EUiA. Esto es bien aplaudido, lógicamente, por EUiA.

Ocurre que EUiA también tiene un pacto con IU que es claramente asimétrico y que se puso de manifiesto en la pasada Asamblea Federal. Resulta que EUiA tiene derecho a que 16 miembros del Consejo Político Federal de IU sean de EUiA. Si en las listas votadas sólo aparecen 2 militantes de EUiA, los otros 14 se elegirán en Catalunya. Ello podría ser razonable si no fuera porque los delegados de EUiA pueden votar esas listas. Ocurre con ello un disparate como el que pudimos ver en la IX Asamblea Federal: la lista que presentaba la mayoría de EUiA (la Nacional II) apenas tenía miembros de EUiA, porque sabían que los podrían elegir más tarde, con lo que los aliados de EUiA (las mayorías de Madrid y Aragón) quedaban muy sobrerrepresentadas: recibían los votos de EUiA sin tener que cederles más que la cabeza de la lista. Es decir, EUiA tiene doble voto, porque elige su propia representación en Catalunya, y con sus votos federales refuerza a sus aliados. Que luego la federación de Madrid hiciera con esa representación regalada por EUiA lo que considerara conveniente dándole una amable patada en el trasero a Joan Josep Nuet, es cosa del pasado que seguramente me hiciera tan poca ilusión a mí como al propio Nuet. Tiene un irónico punto de justicia poética que ya no moverá molinos. La cosa se podría solucionar si EUiA renunciara al cupo y entrara en el Consejo Político como cualquier otra federación (o como Ezker Batua Berdeak, vamos) o bien renunciara a que sus delegados participaran en la votación del Consejo Político en las Asambleas Federales.

Los acuerdos a los que ha ido llegando IU con distintas organizaciones amigas (incluso, como en el caso de EUiA, íntimamente amigas) han sido sistemáticamente muestras de la debilidad de IU. Tienen que revisarse, porque IU nunca será fuerte si no se cree fuerte. No es una crítica de la dirección pasada, sino que el protocolo con EUiA es de tiempos de Julio Anguita. El caso de la relación de ICV tiene que revisarse porque la generosidad es recíproca o es simple idiotez. Pero del mismo modo, los compañeros de EUiA deberían tener una relación orgánica con IU mucho más justa y que, desde la mutua lealtad, responda a las mismas condiciones cuantitativas que las que tenga cualquier otra federación de IU u organización referente de IU.

Si nos refundamos, nos reconsideramos. A menos que ni nos refundemos ni nos reconsideremos, claro.