El presente texto pretende ser un merecido homenaje a nuestro pensador más afamado, Fernando Savater, que el 12 de marzo de 2004 publicó en El País un artículo titulado Autopsia que fue muestra de la ponderación y el desapasionado razonamiento crítico que empapan a todo filósofo ilustrado y que caracterizan al justo ganador del prestigioso Premio Planeta. Pocos meses después, y sabiéndose ya que ETA no tenía nada que ver con los atentados de Madrid, preguntaron a Savater si se avergonzaba de aquel artículo y contestó que era uno de los textos de los que más orgulloso se sentía.
Lo siento, me resulta ya imposible aventurar teorías, urdir más explicaciones, proponer nuevos silogismos, seguir mareando la perdiz… la pobre perdiz que levanta torpemente el vuelo mientras disparan contra ella los cazadores y los perros a su servicio esperan para cobrarse la pieza con la pata en alto y la lengua relamiéndose las fauces. No quiero, no tengo fuerzas, ya no hay tiempo para eso.
Es el momento de hacer la autopsia. Así llama el historiador griego Tucídides al testimonio que aporta un observador según lo que ha visto con sus propios ojos, con esos ojos que según la terrible expresión castellana se habrá de comer la tierra: autopsia. Y esta es mi autopsia, lo que veo y lo que oigo.
Veo la masacre por fin cumplida, la masacre que se venía buscando desde que hace ya muchos meses el gobierno israelí levantara un muro, encerrara a los palestinos en un gigantesco ghetto, impidiera la entrada de ayuda humanitaria, la masacre que se venía buscando desde que hace más de dos semanas comenzara el bombardeo de casas, escuelas, hospitales, túneles por los que escapar personas o importar comida… : ahora ya no quedan dudas. No faltó quien me dijera que probablemente la propia Hamas había puesto a los niños asesinados como escudos humanos para retirarlos espectacularmente luego. Las hubo también cuando se observó el silencio de las personas que denuncian la complicidad de quienes callan no ya ante un genocidio, sino ante cualquier asesinato, porque el sr. Savater y algún otro político no menos brillante callaron ante la masacre precisamente en plena campaña electoral. Supongo que ahora no queda más remedio que aceptar la incursión del ejército israelí en la campaña electoral. Por cierto… ¿no estaba ya el ejército de Israel en la campaña electoral, como amenaza de muerte para los palestinos que buscaran alimento? Pero claro, no era momento de hablar de ello. En España lo mejor es no hablar de terrorismo si lo ejercen los poderosos, aunque el terrorismo condicione la campaña de quienes no pueden moverse libremente y la de quienes se mueven y se hacen escuchar precisamente gracias a que el poder les subvenciona. Hablemos de otra cosa… hasta hoy, en que ya no hay otra cosa de la que hablar.
(…)
Oigo que quienes han puesto las bombas no son genocidas, según han decretado los serviles al poder (otros simplemente no han abierto la boca siquiera cuando se les ha preguntado directamente). No es fácil defender los derechos humanos: si no eres nacionalista español, no eres demócrata pero si te pasas de demócrata y condenas también los 800 asesinatos de un estado poderoso, entences los derechos humanos de los que hablas no interesan a nadie o eres antisemita. Por un rato, te vuelves terrorista a secas o terrorista islámico o yo que sé. Pero yo le oí a todos los próceres de la nación española decir que Israel es la única democracia de Oriente Próximo, que lucha contra el terrorismo. Brava lucha, que acaba de obtener una sonada victoria contra los trabajadores modestos que se refugiaban en una escuela de la ONU, aún hambrientos, sin haber podido peinar a sus hijos ni haberlos enviado al colegio con un beso.
No he visto ni he oído a las testas pensantes (y sobre todo, parlantes) de nuestro país. Nos han contado cien veces que la violencia terrorista está muy mal, pero que la posibilidad de discrepar no es precisamente buena: al contrario, alimenta a los terroristas. Lo malo no son las bombas, que reinventan la historia en clave de hostilidad contra los débiles, convierten los derechos humanos en un fetiche absurdo y la democracia en papel mojado… lo malo no es la educación despedazada que considera violencia terrorista sólo a aquella de la que podamos sacar provecho electoral o editorial . No, escuchemos a nuestros intelectuales y políticos para quienes lo verdaderamente intolerable son los musulmanes: en cuanto se acabe con ellos, reinará la armonía y Gaza se convertirá en un paraíso (por cierto, ¿quién fue el primero en decir que la culpa de la matanza de Gaza la tienen los propios palestinos?). La libertad de expresión está gravemente amenazada (nos dicen los que se han hecho millonarios con ella), no por los asesinos que llevan sesenta años violando derechos humanos y matan a quienes intentan contarlo, ilegalizan a los partidos que discrepan o que simplemente quieren contar lo que sucede en las guerras, sino por los actores que se manifiestan contra los genocidios. Escuchen, escuchen a nuestros intelectuales y lean sus manifiestos en defensa de la lengua común (busquen ahora un manifiesto contra los 800 asesinatos, los 200 niños muertos, busquen las camisetas rosas de UPyD en las manifestaciones contra la masacre): con decirles que la más profund< de todos ellos parece ser Rosa Díez, sobran más comentarios.
Resultado de mi autopsia: el país más exigente con las condenas a cada asesinato es en el que más rechinan los silencios ante el genocidio sionista, que en todas partes está considerada una abominación reaccionaria salvo aquí, en donde es democrático y constituye una respuesta a los cohetes de Hamas. Es precisamente aquí, donde el antiterrorismo es una fuente de reconocimiento, dinero, portadas y premios literarios, donde también florece el silencio cómplice más sanguinario. Y aquí ETA sirve de diosa legitimadora a todos los silentes, lo quieran o no, dándoles el suplemento de demócratas que nunca se habrían ganado ni por sus ideas ni por sus propuestas. El terrorismo de Estado y la adhesión cómplice al poder es un proyecto de domesticación social, por medio del cual los depredadores totalitarios consiguen la obediencia de la democracia carente de virtud cívica: en España ya han conseguido en gran parte su propósito. El resto no será silencio, sino más mentiras, mucha exigencia de adhesión incondicional, camisetas rosas y bandas de música tocando himnos patrióticos.
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El sr. Savater tiene el místico poder de poder, valga la redundancia, afirmar una cosa y su contraria teniendo razón en ambos casos. Sólo Dios, acaso, pudiera igualarle, pero con mucha menos talla intelectual que él, ¡donde va a parar!
Soberbio plagio.
Adivino cierta premeditación. Le estaba usted esperando
me pongo en pie y…plas, plas, plas, plas, plas, plas………
[…] Menos mal que hay gente que mantiene la cordura. […]
Me gustaba más, al empezar el Pais, (cuando FerSav era joven y vivía la noche de la movida intensamente) aquellos alardes que hacía en su defensa de la legalización de las drogas de haberlas probado todas sin decirlo. Un fino estilista de la insinuación. Ahora creo que era cierto y que SI las había probado todas.
Y eso deja secuelas.
No sabía nada del texto original de «autopsia».
por dinero hay gente que hace cualquier cosa. Lo que se me hace más indigerible es la defensa posterior de su texto falaz. Debe ser que yo no consumí tanto como él.
La ha clavado usted; una vez más.
Diego, no es que le estuviera esperando, sino que es un texto que tengo muy presente, porque define al tipo. Lo he citado bastante en trabajos que he hecho sobre el 13-M y lo tengo muy presente: de hecho lo había citado ya en otros posts.
Es un artículo tan indecente que merecía una segunda parte.
Citado queda este maravilloso post.
Si fueras director de cine tendríamos que decir que el remake supera con creces la peste del original XD
¡Bravo! me uno a los aplausos!
A mi me hace ilusión ver la carita que se le van a quedar a esta gente cuando el 1-M estén fuera del parlamento vasco y del galego. Game over.
[…] este blog verá que no es precisamente un santo al que haya puesto velas. Me gustó especialmente aquella versión que hice de su artículo Autopsia, publicado el 12-M de 2004. Aquel artículo de Savater fue la cima de la inmundicia moral de un […]