Estos días se debate mucho sobre qué palabras son oportunas al referirse a lo que está haciendo el gobierno israelí contra la población palestina: parece que si aplicamos una u otra palabra los hechos variarán. Me sorprendió el otro día AF avisándome de un comentario que le habían dejado en su blog. Como era puro spam sionista, el mismo tipo dejó el mismo comentario en mi blog este fin de semana (por cierto, de nuevo, es un mismo troll con distintos nicks: es irichc, un antiguo troll bastante pobretón que consume drogas que alteran la percepción de la realidad). Este tipo explica que lo de Israel no es una invasión porque para que haya invasión tiene que haber otro Estado (AF lo entendió mejor que yo: la verdad es que a mí me pareció un comentario completamente incomprensible). Hace unos días Josep Ramoneda, en la SER, criticaba el uso de la palabra genocidio por ser acaso demasiado grave ante lo que sin duda son crímenes brutales, pero según Ramoneda no es un genocidio: el PSOE impuso que en el manifiesto que se leyó ayer en la manifestación de Madrid no apareciera la palabra genocidio. Ayer, Nacho Escolar criticaba que se asociasen las prácticas que está realizando Israel a las del nazismo, que sería el Mal Absoluto.

Invasión. No hay definición técnica de ‘invasión’. La definición de la RAE no exige en absoluto que sea un Estado el que invade a otro. Tampoco está claro que Palestina no sea un Estado, pues tiene un estatus intermedio: desde luego no es una región de Israel, algo que reconoce hasta el propio gobierno israelí (cuyas operaciones están siendo dirigidas por la ministra de Asuntos Exteriores). Lo que está fuera de toda duda es que el ejército israelí está irrumpiendo, entrando por la fuerza (primera acepción de invadir) y ocupando anormal e irregularmente Gaza (segunda acepción). Efectivamente, se trata de una invasión.

Genocidio. A diferencia de ‘invasión’, sí hay una definición técnica de genocidio. La dio la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que ni ha conseguido prevenir, ni sanciona muchos genocidios, pero que al menos nos da una definición en su artículo II:

En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

a) Matanza de miembros del grupo;

b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;

c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;

d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;

e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Parece claro que hay una matanza de miembros de Palestina, lesiones graves a la integridad física de miles de palestinos y sometimiento intencional de los palestinos a condiciones de existencia que acarrean su destucción física  pues no otra cosa es aislar un ghetto impidiendo que entren alimentos, medicamentos, electricidad y luego someterlo a bombardeos por tierra y aire. Que hay la intención de destruir siquiera parcialmente un grupo nacional es indudable.

Nazismo. El nazismo fue un fenómeno histórico terrible. Sirvió para que después hubiera una profunda reflexión sobre el nivel de mal que es capaz de generar el ser humano. Entorno al Holocausto se ha generado una mitología, no por haberse contado datos falsos, ni mucho menos, sino porque se ha identificado como el Mal Absoluto frente al cual todos los males son relativos. El Mal Absoluto no existe. Probablemente el régimen nazi haya generado los mayores horrores de la Historia, aunque la humanidad es promiscua en la generación del horror. Pero elevar aquel régimen a la categoría de Mal Absoluto supone convertirlo en un ideal que tiene un efecto perverso: la relativización de otros males, pues nada llega a ser como el Mal Absoluto. Lo que está haciendo Israel no es nazi, porque el nazismo fue un fenómeno histórico muy concreto. Pero algunas de las prácticas que están utilizando, singularmente el encierro en un ghetto de un colectivo étnico-nacional y su sometimiento a penurias alimenticias, médicas y, en general, vitales no es tan lejano de algunas prácticas de los nazis. Los nazis fueron seres humanos que hacían prácticas humanas y no es ninguna locura comparar prácticas concretas de aquellos seres humanos con otras prácticas de otros seres humanos. Muchos valores del fascismo están completamente vigentes incluso en cuestiones aparentemente frívolas: son herederas del fascismo, por ejemplo, todas las fotos de políticos occidentales haciendo deporte y demostrando un culto a la juventud que inauguró en lo político el Fascismo. Algunas formas de sometimiento a enemigos más débiles, como el campo de concentración de Guantánamo, las leyes de extranjería, etc… muestran la terrible vigencia de muchos de los valores del fascismo. Israel está mostrando que su gobierno está empapado de ellos y que de la experiencia victimaria del nazismo no han extraído la principal lección que toda la humanidad debió haber extraído: que los derechos humanos deben ser infranqueables y que nunca más se debe caminar en la misma dirección que caminó aquel régimen ni siquiera para quedarse en un 1% del recorrido. Israel no es la Alemania nazi, claro que no. Israel es el Israel sionista.