Está anunciando la Cadena SER que Chacón planea llevar más soldados a Afganistán tras la muerte de dos de ellos hace unos días. Ayer decía Alonso que no se incrementarían las tropas. Hoy se filtra que sí. Nada está demasiado pensado en esa guerra que desde el principio no se planteó más que como respuesta visceral a los atentados del 11-S.

Es muy difícil haber estado a favor de la retirada de tropas de Irak o en contra de los GAL y defender la permanencia del ejército español en Afganistán.

Desgraciadamente el ejemplo de los GAL ha sido demasiado manoseado por la derecha comparándolo con cosas que nada tienen que ver (¡el 11-M!) y ahora toda alusión al mismo parece vanal. Pero la lógica que justificó los GAL y la que justificó el bombardeo e invasión de Afganistán son la misma: tenemos un problema de terrorismo doméstico, hay otro país que se ha constituido en búnker (santuario, se suele decir) de los terroristas, así que no hay más remedio que poner bombas en ese país para ‘defendernos del terrorismo‘: que las bombas se pongan en el suelo o se tiren desde el cielo es un detalle técnico, no ético. ¿Cómo puede, quien estuviera en contra de las bombas de los GAL estar a favor de las bombas de Afganistán?

Casi todas las vías de argumentar que las tropas españolas deben permanecer ocupando Afganistán hubieran servido para que permanecieran en Irak. Ayer escuché a alguien preguntarse si debíamos dejar a los afganos con un país deshecho y plagado de violencia y dominación: lo mismo que se decía para impedir el abandono de los militares españoles de Irak. En ambos casos, las tropas no atienden su supuesta misión de reconstrucción porque bastante tienen con mantenerse seguras: el objetivo real de las tropas invasoras es no ser atacadas.

Se justifica también la invasión por la maldad de los talibanes: ¿es que Saddam Hussein era un santo? ¿O lo es el gobierno afgano actual? Como sucedió en Irak, a los invasores les da igual la categoría moral y humana de cualquier gobierno extranjero: allí se va a otra cosa. Si no, habría que invadir antes a Arabia Saudí o a los propios Estados Unidos. ¿Eran cómplices de Saddam quienes sentían repugnancia por la invasión de Irak pero consideran justificada la de Afganistán por la maldad de los talibanes? Mucho antes de que fueran malos oficiales a mediados de los noventa en la Universidad Carlos III, en la que yo estudiaba, se convocó una concentración de cinco minutos contra el trato que el gobierno talibán daba a las mujeres afganas: fuimos tres personas. Algunos han pasado de no querer perder cinco minutos en el tema a considerar que el asunto es tan grave que merece miles de muertes.

Otro argumento que diferenciaba Afganistán de Irak era la búsqueda de Bin Laden (razón oficial del inicio del bombardeo), cuya caza bien valdría tanta sangre ajena. Hoy todo el mundo dice que debe de estar en Pakistán, así que, si ésa era la razón, es urgente salir de Afganistán y comenzar un bombardeo de Pakistán inmisericorde. ¿O no?

Sólo hay un argumento peregrino para defender la presencia de los invasores en Afganistán que no valía para Irak.  El amparo de la ONU. Es decir: los hechos son parecidos, pero como quince gobiernos se pusieron más o menos de acuerdo, la invasión es ‘legal’. Si los gobiernos (Bush, Putin, Blair) se ponen de acuerdo, ¿quién somos nosotros para oponernos? Para ese viaje no hace falta ser ciudadano con sentido crítico. Si las posiciones políticas se basan sólo en aceptar los actos de los gobernantes que sean legales y rechazar los ilegales, lo único que necesitamos es un jurista de cabecera que nos posicione: ¿la pena de muerte en EE.UU? Legal, así que estamos a favor; ¿la publicación de propaganda subversiva en China? Ilegal, así que estamos en contra. Por supuesto, el bombardeo sobre Yugoslavia, ilegal, será una salvajada para todas las personas que utilizan la ley como único varemo político. No está de más, en todo caso, recordar que la autorización de la ONU de la invasión de Afganistán se hizo bajo el estado de shock inmediatamente posterior al 11-S que convertía en cómplice a todo el que no justificase lo que quisiera hacer Bush: la diferencia real entre Irak y Afganistán es el paso del tiempo desde el 11-S, que permitió que algunos razonaran más libremente en 2003 que en 2002.

Si el argumento no es el de la legalidad,… sólo nos queda que algunos de los nuestros, de nuestros políticos están a favor de lo de Afganistán: ya no es sólo cosa de Aznar y Bush. Y con los nuestros hay que estar con razón o sin ella: si mi amigo atropella a una vieja, algo habrá hecho la vieja. A las posturas adoptadas ad hominem se les puede llamar leales, pero es mejor reservar un adjetivo más exacto: fanáticas.