Si algo define a la república como aspiración política es la superación del liderazgo político de una sola persona (el poder de uno, la monarquía) mediante el triunfo colectivo de los ciudadanos, la versión pública (res-publica) de los individuos, la democracia. Una república republicana no tiene en cuenta en absoluto la vida privada de sus dirigentes, que son ciudadanos que coyunturalmente encarnan las insitituciones republicanas durante unas cuantas horas al día a lo largo de unos pocos años: la personalidad concreta del dirigente republicano es una anécdota absolutamente marginal. No importa si le gusta el paddle, si su cónyuge le vota o no existe, si su hija se casa o se enamora perdidamente de un cantante folk. Frente a la monarquía, en la que prima el culto a la personalidad y el cotilleo es esencial, en un sistema republicano deben ser desconocidos completamente los aspectos individuales del dirigente, que simplemente debe llevar a cabo con sus mejores habilidades un proyecto colectivo elaborado democráticamente. Así pues, Francia no es una República. Es una Monarquía cuyo monarca es elegido periódicamente (lo cual no es ninguna novedad: la monarquía hereditaria es relativamente reciente en la Historia).

La V República francesa es un régimen que prima al líder carismático. De Gaulle y Mitterrand personalizaron perfectamente ese liderazgo. Pero el triunfo de Sarkozy ha dado paso a un Presidente Sol: ‘La Republique c’est moi’. La primera gran noticia que dispensó Sarkozy fue que su mujer no le había votado (como si no fuera posible que Sarkozy estuviera casado con una decidida abstencionista), la segunda que se divorciaba y la tercera que se ha liado con otra señora, con todos sus detalles. Ayer fue portada en varios periódicos españoles la foto de Sarkozy yéndose de vacaciones (gratis total, por cierto) con su nueva pareja (mientras en alguno de ellos se denunciaba que Chávez intentaba sacar partido mediático de la liberación de secuestrados que ha conseguido en buena medida él: Chávez es un populista, Sarkozy es un líder moderno).

Por el camino lo único que hemos visto de Sarkozy es la continua representación teatral en todos sus actos políticos: si hay un conflicto exterior en el Chad, desaparece el Ministro de Asuntos Exteriores y el cuerpo diplomático. Todo se somete a que Sarkozy pueda protagonizar un heroico rescate colonial: si hay foto da igual que la misión del Presidente Sol pueda resultar mucho menos eficaz que lo hubiera sido con cierta discreción: ¿quién puede sacar partido a la discreción (salvo los ciudadanos, claro)?

Francia fue la cuna del republicanismo moderno. Sarkozy está culminando la reconversión en un modelo monárquico de nuevo cuño.

La República Francesa ha muerto. Viva la República.